Escribe: Raquel Baratelli
Y, sí, viejo, estás entradito en años, confundís nombres, escuchás poco, caminás lento y unos cuantos achaques te acompañan. Recordás cosas muy viejas y las novedades se te pasan de largo, los celulares y trámites virtuales te agobian, salir de casa te estresa, quedarte en casa te deprime, estás pesado de oído, te sentís joven y el cuerpito que no ayuda.
Uno va por la vida creyendo estar preparado para la tercera edad, esa que está lejos, lejos, pero el día menos pensado te llega y estás a un abrir y cerrar de ojos de la cuarta edad. De golpe pasaste a formar parte del grupo de “nuestros abuelos” con los que se llenan la boca los candidatos y gobernantes en campaña, prometiendo cuidarlos durante la vida que les queda.
¡Qué mal gusto, chicos! ahí andan los pobres viejis, luchándola, eligiendo entre pagar impuestos o comprar medicamentos, con jubilaciones paupérrimas, obras sociales deficitarias llenas de trabas, rogando no enfermarse, no tropezar en una vereda, que no los asalten en el cajero, ni toparse con “el alemán”. Ni siquiera jubilados que aportaron toda la vida, confiando en un sistema de reparto que les brindaría seguridad al envejecer, se salvan de la falta de sentido humanitario de un sistema que los aplasta hasta el ninguneo total.
Las ayudas sociales, si les llegan, son una burla, los módulos de alimentos, un chiste para nutricionistas… llevar una vida plena, independiente y activa en la tercera y cuarta edad en esta parte del mundo es sólo un slogan publicitario que dista muchísimo de la realidad.
Por eso les digo, chicos, jóvenes de hoy, ocúpense de la vejez antes de llegar a ella, que más tarde o más temprano será de Uds. el mundo de” los abuelos”. Y a ver, si Ud. es funcionario o gobernante, piense en su futuro, que sin conseguir una banca que lo banque de por vida , no aguantaría más de un día siendo uno más de “nuestros queridos jubilados”.


