Escribe: Raquel Baratelli.
Dale que dale al chipote chillón, al final terminaron dándole Massa a la situación… Es así, viejo, sabemos que los chistes sobran y las analogías no faltan, pero cuando te la dejan picando…
Lo cierto es que cuando hay mal tiempo no queda otra que poner buena cara; y si de caras se trata, habrá que ver las que desfilaron por la pasarela de la discordia de las altas esferas gubernamentales en estos últimos días. Al último llegó la que les gusta a la mayoría, o por lo menos, la que menos les disgusta a propios y ajenos, la que aparentemente puede dar un buen gesto. Bueno sería que la cuestión sólo fuera de gestos y caras bonitas para que las cosas se acomoden de una buena vez.
En estos tiempos catastróficos, en los que “El Mercado “dirige los designios del país y de la gente que, fuera de ir de vez en cuando al mercado, poco tiene que ver con la entidad keynesiana, pero la sufre diariamente en el escaso nivel adquisitivo de su salario, las buenas intenciones se aplauden. Aunque nos preguntamos por qué las buenas intenciones llegaron recién ahora ¿será que el chipote chillón se quedó mudo y El Mercado requería una brisa fresca que por lo menos desacelerara los ánimos? ánimos que venían en un sube y baja recargado, más tendiente al tobogán de las reservas en un vaiven interminable.
Sin embargo, con las reservas del caso, parece que un atisbo de buen ánimo podría llegar a ser la punta del iceberg que podría estabilizar un poco las temperaturas, aunque dadas las reinantes en palacio en los últimos tiempos, puede no ser suficiente. En lo que al tiempo se refiere, se viene la cuenta regresiva, no podemos quedarnos en la cara bonita, en los cambios de ánimo o en el gesto camaleónico que se acomoda hábilmente a lo que toque, menos todavía con las cuentas de los asalariados sin ánimos y las arcas del estado sin posibilidades de cambio.
Por ahora, el sube y baja de las cuentas quedó en “stand by”, El Mercado expectante a algún cambio por venir, la pasarela de la discordia descansa y del chipote chillón no se sabe nada.
Bueno sería que la Massa encuentre el meollo de la cantera y se desprenda del tobogán, cosa de estabilizar el sube y baja antes de que un golpe en el iceberg congele las arcas, derrita los salarios y provoque el derrumbe total del Mercado.


