El mundo en pedazos.
Escribe: Raque Baratelli.
Millones de luces encendidas en el mundo, televisores, computadoras y maquinarias. Miles de millones de autos, camiones, bondis y trenes yendo de acá para allá. Un montonazo de canillas abiertas con millares de litros de agua derrochándose por doquier. Fábricas, industrias, explotación minera. Toneladas de desechos acumulándose en cada rincón de la tierra y el agua. Kilómetros y kilómetros de tierras cultivadas, vacas por todos lados. Día tras día, año tras año. Invasión de cemento, quema de residuos fósiles, contaminación, ocupación sin límites…
Esto somos, chicos, ocupas irrespetuosos de este planeta, millones de ensuciadores seriales; usurpadores de ecosistemas, taladores, destructores de vida silvestre; seres que vamos por la vía violentando y usando el planeta a gusto y piacere.
Y así estamos, los dueños y señores del planeta, soportando las consecuencias de nuestra propia existencia irresponsable y egoísta. Hambrunas, epidemias, guerras y otros males. Calorones que derriten las neuronas, fresquetes que congelan hasta los huesos; tormentas, terremotos y sequías nunca vistas, incendios e inundaciones inusuales; tiempo de locos, clima inestable a más no poder. Desertificación de territorios, calentamiento de los polos, aumento de nivel de los mares. ¿
Quién se hace cargo de este desastre? ¿Quién le va a explicar al creador, el día del juicio final, que lo que pasó, pasó? ¿Vamos a echarle la culpa al dióxido de carbono por andar calentando todo?…
Y bueno, al fin y al cabo la culpa la tiene Adán por hacerle caso a Eva y comerse la primera manzana, lo que desencadenó en la seguidilla de consumos de frutas y animales que derivó en el consumismo voraz y uso irracional de los recursos naturales. Aquel acto furtivo de la primera pareja feliz de la historia de la humanidad, desencadenó una serie de malas acciones que hoy debemos lamentar.
Sin embargo, no contentos con aceptar lo terrible de aquella desobediencia y entendiendo las muchas advertencias que el hacedor del universo mandó para que paremos la mano, los humanos preferimos mirar para otro lado y aprovechar nuestro libre albedrío para seguir haciendo lo que se nos cante, total “Dios Proveerá”.
Pocos son los elegidos que comprendieron la gesta ecologista del Arca de Noé en el diluvio universal, muchos más los negacioncitas que decidieron creer que todo mal en esta tierra generosa se va a arreglar solo, ya que la naturaleza es sabia y los ciclos de la vida en la tierra son justamente cíclicos.
A ver, entendamos que hoy no se trata de escuchar advertencias y seguir como si nada, si seguimos, derrochando, contaminando, destruyendo y calentando, creyendo que las voces de los científicos que vienen alertando sobre la crisis climática y intentando frenar el desenlace en un desastre ambiental irreparable, son exageradas, vamos a terminar mal y pronto.
La cosa es que a estas alturas, viejo, si no cambiamos el chip y apostamos a las energías renovables e intentamos hacer todo lo que haga falta para desacelerar el calentamiento global, a esto no lo arregla ni Dios.


