Sin dudas que estamos detrás de una epidemia de las más esparcidas en muchos años con escasísima mortalidad. Al menos en nuestro país. Quizás que en lo cuantitativo nos encontramos que el dengue haya tenido o tenga mayor contagio que el mismo y temido COVID, calamidad esta que se llevó solamente de nuestro país más de 130 mil vidas. Siempre tomando lo datos oficiales. Lo que no quiere decir que sea exactamente así.
Escribe: Miguel Andreis
¡Bravos los patas largas manchados!
Según los libros sobre el Dengue, indica que el registro más antiguo se remonta a la Dinastía Jin (265 a 420 DC) en China. En América, se conoció a fines del siglo XVIII y se convirtió en un problema mundial en el siglo XX. Cada año, se producen 390 millones de infecciones por dengue.
No es poca la información en el argumento, ya de los años treinta, se alude al mismo, solo que jamás con tanta agresividad en las personas. Tomaba a un porcentaje bajísimo de la sociedad. No es solo Argentina quien está padeciendo en grandes cantidades este mal. Antiguamente definido como “Quebranta huesos” por los poderosos dolores que generaba, especialmente en los mismos.
No opinaré sobre el mismo desde la perspectiva científica, primero porque no lo soy y segundo que mi desconocimiento en dicho marco es notorio. La única intención es dejar fluir uno o varios interrogantes en cuanto al por qué estamos viviendo en este tiempo tantos infectados, donde una gran cantidad de personas soporta las dolencias y achaques de lo que, para la gran comunidad, hasta este año, no significaba ni temores ni cuidados especiales. Tal vez la subestimamos. La realidad es que los casos fatales comenzaron a generar cierto escozor y no menor temor.
Algunos estudiosos de la ciencia médica comenzaron a sospechar y a investigar, si el mal solo lo genera solamente ese mosquito de patas rayadas que vuela a baja altura -unos 40 cms de altura-, que tiene, según estudios, entre tres y cuatro variedades.
Eruditos europeos sospechan que se ha dado una mutación virósica que los vuelve un vector de alto riesgo para la salud humana.
Ya se anunció la creación de una vacuna. Hay polémica sobre la eficacia de la misma. La pregunta que subyace es, podríamos estar ante una mutación del dengue con el COVID. No la descartarían. Insisto, siempre planteado como interrogante. Muchos de los síntomas tienen similitud y peligrosidad, como la neumonía multilateral entre otros.
Sería bueno que se comenzaran a conocer, ya que de hecho hay lugares donde los estudios o seguimientos se están haciendo, el que se publiquen tales rastreos, como lo es el medir si entre los padecientes de la picadura, que porcentaje existirían de aquellos inoculados en más de tres oportunidades contra el Covid.
Los primeros datos indican que son mucho menos, pero que también hay vacunados que padecen las “travesuras” de ese bichito patas largas. El planteo es un interrogante donde se mezcla los intereses científicos y también recaen suspicacias sobre los económicos y, quizás, algunos otros que la sociedad desconoce.
Por otra parte, se indica que el valor de la vacuna contra el Dengue oscilaría en los 70 mil pesos. Prohibitivo para el 80% o más de la población. Una discriminación que demuestra las falacias políticas que demagógicamente se utilizan desde el poder. Mientras las sospechas sobre los grandes negociados de las industrias farmacéuticas parecen no tener fin. No deja de llamar la atención el vacío de respuestas de la ciencia oficial también– bhue, no conocemos la inmensa mayoría de los ciudadanos a quién tenemos como ministro de Salud), el saber con certeza si los vacunados -repito- contra el Covid tienen mucho menos riesgos de contagiarse que aquellos que no lo están.
Muy posiblemente tal metamorfosis se trate de los cambios climáticos u otros factores influyentes como ha ocurrido a lo largo de la historia en distintas pendientes, pero da la impresión que desconocemos todo lo que se mueve detrás de este bichito que nos habita desde siempre y jamás hizo tanto daño como este año.
Es tan extraño todo, que no sabemos de quién o quienes cuidarnos… Estamos casi frente a un enemigo invisible… y lo invisible suelen ser buenos negocios…