Escribe: Raquel Baratelli.
Pasadas las PASO entramos en una especie de cuarentena que durará unos largos sesenta días en los que no habrá respiro para nadie, un impasse movidito durante el cual los vencedores deberán rearmarse hasta los dientes, sacando a relucir toda su artillería pesada, granada va, granada viene, de cara a las elecciones generales. Guerra.
Si veníamos de una campaña feroz, entre dos espacios enemistados a muerte, que ni se anoticiaron de una tercera fuerza que los dejó boquiabiertos y calladitos, agarrate ¡la que se nos viene en la pasarela de la política argenta!
Chicanas, invitaciones y portazos, aprietes, reagrupamientos, coaliciones y componendas de acá y de allá en pos de no ser bajados de un plumazo. Los pibes y “La Piba” buscan equiparse con lo más competitivo del mercado de las ideas de mercado, en la búsqueda desesperada por más adeptos, en la que expondrán todos los recursos de labia y trucos disponibles, denostando a contrincantes, mostrándose más sonrientes en los medios o enojadísimos, modernos, libres o conserva, según convenga.
Hasta octubre, las posiciones se irán radicalizando cada vez más en un “todo vale” que les permita marcar la cancha con ideas y proyectos novedosos, que los separen de los errores de este y otros gobiernos anteriores, de los que de una u otra manera también son o fueron parte.
A ver, chicos, de nada sirve sacarse las pestañas y enemistarse tanto, pretendiendo que cada cual se diferencia de los otros, apostando el todo por el todo en una contienda que, de todas formas gane quien gane, les permitirá seguir formando parte de la misma clase política que ocupará cargos y cobrará un sueldito hasta el final de los días. Al fin y al cabo, estamos acostumbrados al montaje de escenarios políticos de rupturas y desacuerdos entre los dirigentes protagonistas y a estas alturas, el electorado puede anticipar que por más discursos disruptivos que aparezcan e ilusiones que nos vendan, novedades muy novedosas, más allá de la cuestión de fondo, El Fondo, nadie podrá inventar; sabemos que los anuncios rimbombantes sólo hacen ruido.
En definitiva, cualquier coyuntura sin acuerdos básicos de convivencia de ideas y de acciones no podrá garantizar que la cosa mejore para nadie. Por las dudas, de cara a lo que se nos viene en los próximos años, pienses lo que pienses, simpatices con quien simpatices, “toca madera, toca madera/cruzá los dedos toca madera…”


