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Miguel Andreis

Sobreviviendo

La humanidad no estaba preparada para que, de golpe, irrumpiera en nuestras vidas un peligro mundial. Sobrevivir se convirtió en el leiv motiv de la vida de cada uno de nosotros. La pandemia puso a la vista la crueldad de las desigualdades sociales. No todos pueden recurrir a un teletrabajo; hay los que tienen que salir a cartonear para alimentar a sus hijos. Los gobiernos se vuelven más autoritarios y nos quieren manejar los tiempos, las salidas, los afectos, las angustias. Hay un estado de histeria colectiva que baja desde los altos mandos gubernamentales. Sobreviviremos (no sólo al Covid) aquellos a los que no nos alcance el pánico, que sepamos adaptarnos y echemos mano a las defensas mentales que todos poseemos, para hacer frente a este encierro interminable, a esta cuarentena que no-es-cuarentena-. Tendremos que echar mano a nuestra creatividad y reinventarnos diariamente. La pintura, la música, la danza, la lectura, la escritura, las manualidades pueden ser actividades que nos mantendrán la mente ocupada, y buena parte del día. Tratemos de ser nosotros mismos nuestra mejor compañía. Me preocupan los adultos que no pueden besar a sus nietos. Los niños que añoran el patio de la escuela, a sus compañeritos y a la seño, hay muchos que están haciendo regresiones. Me preocupan los adolescentes que no conocen otra forma de vida fuera del grupo, acostumbrados a compartir todo con los amigos. Tendremos que practicar la paciencia que, como la palabra lo indica, es la ciencia de la paz. Tal vez, quién sabe, saldremos más fortalecidos de esta contingencia y comencemos a darle valor a las cosas que realmente lo tienen. La próxima aparición de una vacuna hace vislumbrar un rayo de luz al final del túnel. Una de esas vacunas, la de la Universidad de Oxford, con drogas provistas por laboratorios ingleses, se fabricará en Argentina y se envasará en Méjico. El trabajo lo realizará un laboratorio privado, con capital propio, de esos “empresarios miserables” (palabras del presidente). Es de buena gente pedir disculpas cuando se ofende gratuitamente.

Cristina Pablos.

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