“Cuando el fanatismo ha ganado el cerebro la enfermedad se torna incurable” Voltaire
Escribe: Cristina Pablos.
Ignoramos si el oficialismo, con el plan “platita” podrá recuperar votos el próximo 14 de noviembre. Creo que no. Por más que sueñen con ser los intérpretes exclusivos de un pueblo homogéneo. Desconocen a la ciudadanía que ya no es subalterna ni clientelar. Es un error subestimar al votante tanto para el que pierde como para el que gana; no hay aplausos para nadie. Sólo ciudadanos agotados por la incertidumbre que provoca vivir en este país. Como con el plan “platita” no alcanzó buscaron congelar el precio de los alimentos y ahora van por el de los medicamentos; algo que nunca funcionó pero que creó desabastecimiento.
De sufrir una derrota electoral el próximo 14 muchos dirigentes de la coalición gobernante emigrarán (lo que se llama panquequismo). Otra consigna del gobierno es hostigar a los medios de comunicación tratándolos de “mafia que le mete m…a la gente en la cabeza”.
Hay 8 precios distintos para el dólar y la brecha que separa a algunos de ellos es del 100%. Entre 2012 y 2020 la inflación fue del 1430%.
Están buscando otras estrategias para revertir el resultado adverso del 12 de setiembre. Del “Ah, pero Macri” pasaron directamente a indagarlo y procesarlo. Otra estrategia frustrada fueron las expectativas que tenían con el G20. La seguridad del evento tuvo que llamarle la atención al presidente Fernández por su “touching mood” (toqueteo). Muchos líderes extranjeros le retiraban la mano cuando los quería manosear. Dio un espectáculo lamentable. Pero claro, como Alberto Fernández no tiene clase y le falta roce no sabe que los europeos son muy reacios a esas formas de demostración de afecto (y más si es fingido). El Papa no lo recibió. La foto con Biden fue de pasada, en un pasillo, mientras el presidente estadounidense le decía “glad to meet you” (encantado de conocerlo) que, como el presidente ni el canciller saben inglés, tardó un poco la traducción, mientras Alberto se rascaba la cabeza, que no fue lo único ordinario que hizo: también se metió el dedo en la oreja y en la boca (hubiese llevado un escarbadientes, presi). Llegó 15 minutos tarde a la reunión con Kristalina Georgieva, que era en la embajada argentina, su casa y él el anfitrión. No llegó a tiempo para la foto con todos los mandatarios del G20. Paró él y toda su comitiva en uno de los hoteles más lujosos de Roma, ergo, el más caro, mientras todos los presidentes se hospedaron en sus embajadas. Pidió cambiar deuda (un trueque) por medidas ambientalistas. ¿Pensará entregar alguna parte del país para que otros lleven a cabo esos fines? Desde Glasgow se anunció una inversión de una empresa australiana por 8.400 millones de dólares para
inversiones en Río Negro que, en realidad son 4.000 y para dentro de 8 años (si los de la RAM los dejan) ¿Será otro tren bala u otra isla Demarchi? Cuando dio su discurso en la cumbre había solo 20 personas, seguramente de su comitiva.
Entrevistados por un periodista argentino, en Alemania, jóvenes argentinos profesionales residentes allí, el mayor de 30 años, le dijeron estar muy felices porque había seguridad y porque ganaban, trabajando de delivery 1.680 euros mensuales (más que nuestro presidente): les dan bicicletas eléctricas y la comida, trabajan 6 horas diarias, pagan 500 euros de alquiler y 200 en comida e indumentaria; lo demás lo ahorran. Pensar que en una época Argentina estaba mejor que Alemania dan ganas de ponerse a llorar. Si todos nuestros talentos y cerebros se van ¿quién nos gobernará?
Sepa el pueblo votar. Dénse cuenta que el populismo NO funciona.


