Música e Historia – “…soldado a quien San Martín llamó el primer espada del ejército libertador…”
Escribe: Leo Muñoz
Sábato y Falú
En 1961, Ernesto Sábato publicó “Sobre héroes y tumbas”, obra en la que literariamente se enfoca en la Historia Argentina, incluyendo la figura del General Juan Galo Lavalle.
En 1964, con la colaboración musical de Eduardo Falú crean “Romance de la Muerte de Juan Lavalle”, editado en vinilo al año siguiente. La obra canta las últimas campañas de Lavalle, desde 1840 en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Rioja y el Noroeste, donde muere la madrugada del 9 de octubre de 1841 en Jujuy.
También recupera el fusilamiento de Dorrego en 1828, hecho que perseguirá el resto de los días al “León de Riobamba”, brazo ejecutor de la condena, así como a la figura de su compañera en la ruta final, Damasita Boedo.
Juan Galo de Lavalle
Nació en Buenos Aires en 1797, en 1812 se incorpora como cadete en el recientemente creado cuerpo de Granaderos a Caballo, comandado por el General José de San Martín. Combatió en la Banda Oriental a las órdenes de Alvear y de Dorrego, en 1816 se incorporó al Ejército de los Andes. Formado en la escuela sanmartiniana, será parte de la constelación de héroes que combatirán en las campañas de Chile y Perú.
En 1824, vuelve a Buenos Aires, para participar luego en la guerra contra el Brasil, donde la veteranía de la oficialidad argentina, recogería repetidamente victorias, como la de Ituzaingó en 1827.
Vuelto de esa campaña se apodera del gobierno porteño, fusilando al gobernador, Coronel Manuel Dorrego a instancias del partido unitario. Junto a Paz y Lamadrid fueron los tres generales de referencia de los unitarios en esta etapa, los que enfrentaron repetidamente a las fuerzas federales.
El Final
La serie de derrotas ante el general rosista Oribe obligan a Lavalle decidir la retirada por el Camino Real hacia Bolivia. Una partida federal lo alcanza en una casa de Jujuy, un disparo atraviesa la puerta e impacta a Lavalle, quien morirá esa misma madrugada.
La partida se retiró, desconocía el resultado azaroso del balazo. Su cuerpo, más aún su cabeza que podía ser clavada en una pica, era buscado por los federales. Fue cargado por sus últimos fieles, envuelto en su poncho celeste y cubierto por una Bandera Argentina, para llevarlo a sitio seguro en Bolivia. Velado brevemente en Tilcara, la diezmada y miserable columna continuó hacia el norte.

Avanzada la podredumbre de su cuerpo, en un arroyo cercano a Huacalera fue descarnado, su carne puesta en una bolsa de cuero se enterró cerca de una capilla, el corazón fue puesto en aguardiente, sus huesos lavados y guardados en una caja de madera y su cabeza en un recipiente con miel. Fue recibido con grandes honores en Bolivia.
En 1842 lo trasladaron a Chile, donde se exhumaron en 1860 para ser traídos a nuestro país. Sus restos descansan en el cementerio de La Recoleta.
Contenido de la obra
“Romance de la Muerte de Juan Lavalle” (E. Sábato – E. Falú)
- Elegía por la muerte de un guerrero (Intro)
- Cielito enlutado.
- Quebracho Herrado.
- Marcha de los derrotados.
- Poncho celeste.
- La artillera (1).
- María de los Dolores.
- Guarda mi llanto (1).
- La última retirada.
- Tierra milenaria.
- Palomita del valle.
- El sueño de Celedonio Olmos.
- Guarda mi llanto (2).
- Aparicio Sosa.
- La artillera (2).
- Guarda mi llanto (3).
- Elegía por la muerte de un guerrero (Outro).


