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Miguel Andreis

Rodrigazo: el fantasma que siempre vuelve.

Escribe: Julio Cesar Nieto.

El pasado 4 de febrero, la expresidenta Estela Martínez de Perón, “Isabelita”, cumplió 90 años. La viuda del expresidente es recordada tristemente por dos sucesos: en lo político por su dura lucha contra la subversión con José López Rega y la Triple A, a la cabeza; y en lo económico, por la mayor crisis económica que le tocó vivir al peronismo, el “Rodrigazo”.

Isabel Perón y José López Rega.

Durante el gobierno de Isabel Perón, el ministro de economía, Celestino Rodrigo pagó los platos rotos de las políticas económicas de su principal antecesor (José Ber Gelbard) y de Alfredo Gómez Morales, quien impulsó un plan de mega-ajuste llevando a duplicar el tipo de cambio, caída en los salarios, suba de tarifas y combustible.

José Ber Gelbard ocupó la cartera de Hacienda entre el 25 de mayo de 1973 y el 21 de octubre de 1974. Su visión sobre la inflación era que se producía por una puja distributiva trasladándose a costos, de manera que todo era cuestión de sentar en una mesa a las partes: empresarios, sindicalistas y gobierno y establecer la estructura de precios relativos.

El ex ministro y empresario José Ber Gelbard.

Establecido el acuerdo de precios, salarios y tarifas de los servicios públicos comenzará en nuestro país una historia más que conocida. El plan fracasó y derivó en la salida del ministro “comunista” de Perón reemplazado por un viejo peronista más ortodoxo, Alfredo Gómez Morales, quien llevó adelante una serie de políticas de ajuste que terminó por anticipar una crisis sin precedentes en la historia económica argentina.

El ajuste implicó una devaluación de 160%, un aumento de los combustibles de un 180% y de todas las tarifas públicas en hasta 100%.

Los salarios cayeron en un 45%, lo cual llevó a una presión sindical con marchas y fuertes protestas tras la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, donde en su momento más tenso llevó a una inflación anual del 180%.

La presión se hizo sentir y Gómez Morales renunció, asumiendo en su lugar el ingeniero Celestino Rodrigo.

Hombre de López Rega (había sido secretario de Seguridad Social), el flamante ministro difundió el 4 de junio su programa económico, que consistía básicamente en una devaluación asimétrica que llevó el dólar de 10 a 26 pesos-ley para el comercio exterior, a 30 pesos para el circuito financiero, y a 45 pesos para el turismo.

El ministro Celestino Rodrigo en 1975 anunciado su plan económico.

El 27 de junio, más allá de los acuerdos conseguidos, la CGT lanzó un paro por 48 horas y enfrentó, por primera vez en la historia, a un gobierno peronista reclamando la renuncia de López Rega y Rodrigo.

Manifestaciones obreras en Plaza de Mayo en 1975 reclamando por sus aumentos salariales.

La renuncia no se hizo esperar y finalmente, tanto López Rega como Rodrigo debieron renunciar el 19 y el 21 de junio de 1975, pasando a la historia como la peor crisis económica del peronismo bajo el nombre de “Rodrigazo”.

La historia nos muestra que las políticas de controles de precios nunca han llevado a buen puerto. No solo nunca pudieron bajar la inflación, sino que generaron el objetivo inverso, además de problemas adicionales como escasez y crisis en los diferentes sectores.

En la semana, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, afirmó en su visita a San Juan, que desde el Gobierno nacional no apuntan a un congelamiento de precios y salarios, pero si a un monitoreo. 

Matías Kulfas con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac,

Dentro de la economía, los dos precios controlados son: dólar y tarifas. El dólar, que desde el regreso del “cepo” quedó clavado (sin impuesto PAÍS y retenciones) en los alrededores de $87. El otro precio virtualmente congelado (por la cuarentena) es el de las tarifas de luz y de gas, peajes, transporte público y servicios de internet.

Lejos quedó la nafta que desde agosto del año pasado con la cuarentena más flexible sufrió ocho aumentos en menos de seis meses.

El Gobierno convocará la semana que viene a gremios y empresas para avanzar en un acuerdo de precios y salarios.

En la misma línea, Kulfas afirmó, además, que una de las metas económicas para 2021 será que los salarios terminen “por encima de la inflación”. “Necesitamos que la reactivación ya en marcha signifique más plata en el bolsillo de los trabajadores, por un lado con más empleo, y por otro con el salario real por encima de la inflación”, dijo en entrevista radial Kulfas en San Juan.

El clima preelectoral con las PASO en duda, el regreso a clases incierto, la renegociación con el FMI en proceso y la cuarentena a prueba de fuego con la vacuna, medirá al Gobierno en un año más que decisivo.

La historia nos enseña y está en nosotros repetirla o no.

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