“Que siempre ha habido chorros…”
Escribe: Raquel Baratelli.
Siempre hubo ladrones y ladronzuelos, de guantes blancos y de gallinas, oportunistas, solitarios o agrupados. Desde que el mundo es mundo existe el robo y los amigos de lo ajeno se multiplican por doquier.
Sin embargo, por estas latitudes, últimamente asistimos a una exacerbación de la necesidad de arrebatar lo que venga y a quien sea, a la propiedad privada o pública, con o sin guantes, presencialmente o a distancia, ya no hay códigos, viejo.
Al final, ladrones eran los de antes, que no se metían con los niños ni con ancianos, ni maestras o médicos, ni gente pobre o laburantes. Los tiempos de Robin Hood ya fueron, los choros de hoy no le esquivan a nadie, arriesgan el todo por el todo por una billetera que de casualidad tiene para un bollo de pan, por un celular pedorro revuelcan a cualquiera y desbalijan casas modestas sin miramiento; roban cables de alumbrado público, plantines y caños de agua de las plazas…
Presos de la inseguridad, los ciudadanos estamos obligados a ir por la calle mirando para todos lados a ver si nadie nos acecha; agudizando nuestra imaginación para esconder objetos de valor que debemos llevar con nosotros, tarjeta, documentos, celular…
Hay que cuidarse y a las viejas costumbres de no andar por la sombra, esquivar siestas y parques solitarios, ahora debemos sumarle evitar muchedumbres y ojo con grupetes de niños, pueden ser pirañas. Nunca mires a nadie, no lleves ni una bolsita en las manos, en la calle el celu no se toca, no tengas llaves a la vista; si ves una moto con dos pasajeros reboleá lo que tengas y corré.
Cada día debemos incorporar nuevas estrategias para salir y entrar en casa, no correr riesgos innecesarios en el auto: la cartera en el baúl, ni un papelito en los asientos, ventanillas cerradas; si lo dejás estacionado no dejar nada en la guantera; controlar alarma y cierre, al volver al auto fijate que estén todas las ruedas, que todavía tenga batería, que no haya algún desconocido adentro… y si de tecnologías se trata cuidado con los Cyber delitos, los jakeos de cuentas bancarias y ventas truchas están a la orden del día. No hay caso, convertir las casas en bunkers, enrejar los espacios públicos, poner códigos en celulares, bloqueadores en las Apps o ponernos sensores en la espalda no es suficiente para evitar afanos.
Si seguimos así, chicos, en esta vida citadina y moderna tendremos que olvidarnos de la cartera, billetera o celular, andar sin anteojos, con zapatos viejos y ropa transparente donde se vea que no portás nada más que tus propias carnes; los escolares deberán dejar sus útiles en la escuela, dentro de una caja fuerte y olvidarse de llevar para la merienda; y si de transacciones comerciales se trata, viejo, habrá que volver al trueque.


