en1
Imagen de Miguel Andreis

Miguel Andreis

Pesada herencia

Lo que pasó pasó…

Escribe: Raque Baratelli.

Qué se le va a hacer, así es la vida, viejo, unos parten y otros quedan para lamentarlo. No hay vuelta, a todos nos llega.

Y cuando llega la hora de soltar viene el momento de la repartija de los herederos, sean muchos o pocos, suelen sacarse los ojos, aunque quede mucho o poco. Si la disputa por objetos de valor sentimental, fotos y recuerdos, suele ser difícil, qué decir cuando hay un par de cifras de por medio.

Muchos son los deudos que se desconocen, algunos creen merecer más que el resto, nunca falta un arribeño que pide algo, pero la ley es la ley y cada cual recibe lo que corresponde. Ahora, si el finado en cuestión era derrochón o pedigüeño es momento del “si te he visto no me acuerdo” y del “mutis por el foro”, para no cargar con las deudas del ido.

Otro cantar, aunque bastante parecido, son las herencias colectivas que pasan de generación en generación, de gobierno derrochón a gobierno pedigüeño, cúmulo de malas decisiones y deudas de los que  parten, que vienen como anillo al dedo para los que llegan, a la hora de explicar los resultados adversos de las propias malas decisiones. Excusa preferida de  los gobernantes que, por inexperiencia o falta de idoneidad, no logran dar pie con bola para resolver los problemas del momento.

Así las cosas, si se caen las escuelas y los hospitales, si aumenta el déficit; cuando la inseguridad acecha y los robos no paran; si aumentan los servicios y suben las dietas de los ediles y funcionarios, manteniendo jubilaciones de hambre; si la industria no arranca, cuando bajan o suben las importaciones; si los bancos, si el clima o la deuda, si la crisis energética, la grieta o el narcotráfico… todos los problemas vienen desde antes y conforman esa entidad oscura, viscosa e indefinida que llaman “la Herencia”; fruto de desavenencias ideológicas que determinan lo que está bien de lo que está mal, discriminando héroes de próceres entre dictadores, tiranos, populistas, improvisados y charlatanes, corruptos o justos.

Lo cierto es que la pesada herencia argenta viene acumulándose desde hace 40 años, chicos, con más deudas para repartir que recuerdos que atesorar y va  pasando como brasa caliente por los gobernantes que se suceden, que a pesar de las buenas intenciones desplegadas en campaña ninguno logra apagar.

Cuarenta y pico de años de confusiones, denuncias y complicidades, donde las culpas, pocas veces castigadas, son de los de antes pero las penas las acarreamos  todos.

A ver, viejo, no entremos en el juego perverso de representaciones tales como “la casta”, “el enemigo”, ” los patriotas” dejemos de hablar tanto, de echar culpas para atrás y de escupir agresiones para todos lados, será hora de hacerse cargo y tomar la herencia por las astas, administrarla, repartir los números lo más equitativamente posible y empezar un nuevo álbum para la posteridad, cosa de que los futuros herederos no tengan que seguir acarreando las culpas del presente.

Digo, tanta motosierra y licuadora ¿no habrá un matafuegos por ahí?.  

Compartí este articulo