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Miguel Andreis

Pensamiento crítico o pensamiento único.

En momentos de crisis los inteligentes buscan soluciones, los ignorantes culpables.

Escribe: Cristina Pablos.

El pensamiento único es una forma retórica para descalificar las ideas del oponente ideológico con independencia de su orientación. En este esquema de pensamiento la reflexión acerca de la complejidad y la contradicción carecen absolutamente de importancia. Los totalitarismos encontraron en él una forma de concentrar, en una sola expresión, el conjunto de sobreentendidos, paradigmas y supuestos que impiden el debate ideológico. Su uso es la forma de descalificar las ideas del otro. “El pensamiento único es el pensamiento de quienes creen saberlo todo, de quienes no solo intelectualmente, sino moralmente, se creen por encima de todos” (Sarkosy-2007). El pensamiento único es una especie de doctrina viscosa que envuelve cualquier razonamiento. Es un pensamiento que llega a todos los ámbitos: los medios de comunicación, la política, la economía, las tendencias sociales, los deseos de la gente, las artes, etc.

El pensamiento crítico permite al individuo reflexionar, disentir, con el objetivo de presentar nuevas o innovadoras propuestas; requiere un proceso de análisis, evaluación y deducción. Se trata del pensamiento de un ser humano racional que reconoce qué es lo justo y verdadero. Es decir, no sólo pensar nuevas ideas sino de revisarlas, analizarlas y evaluarlas desde una perspectiva crítica y objetiva.

No hay dudas de que tenemos un gobierno con pensamiento único; que ataca y culpa de todos los males no a su ineficiencia, sino a la oposición, a la prensa, a la Justicia. Un gobierno que utiliza la palabra “odio” con una liviandad espantosa. Pensar diferente-y expresarlo-no es un delito; es un derecho constitucional y, a veces, un gran privilegio que los fanáticos desperdician. El fanático no se hace preguntas, nunca duda, obedece al líder.

Creer que está en riesgo la paz social, como dice el senador Mayans, porque se está llevando adelante un juicio por corrupción contra la vicepresidente, entre otros, es de fanático ignorante. El odio generalmente está dirigido a una minoría étnica, religiosa, etc. Y proviene siempre del más fuerte, en este caso del Estado. Para eso se hacen las constituciones, justamente, para ponerle freno al poder y cuidar a los ciudadanos más débiles.

“Si se quita la libertad de expresión entonces, mudos y silenciosos, podemos ser guiados, como ovejas, al matadero” (George Washington)

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