“…allá en los montes que hay en mi pago…”
Escribe: Leo Muñoz
El Espinal
La ecorregión del espinal corresponde al centro de la Argentina, rodeando en forma de herradura los pastizales pampeanos. Es un bosque xerófilo, de formación tipo parque, con montes y pastizales duros y arbustos en forma de matorral.
Claro, la actividad humana transformó profundamente el paisaje natural, convirtiéndolo en un paisaje humanizado rural con variable dominio y supervivencia de la flora y fauna autóctona.
El desmonte continuo y descontrolado redujo enormemente la superficie cubierta de árboles criollos, cediendo paso a miles de hectáreas para siembra y pastoreo.
Sin los quebrachos colorados de la región chaqueña, la presencia del algarrobo blanco y negro, talas, chañares, espinillos, reinan en nuestra zona, otras especies de otros sectores son el ñandubay y el caldén.
Característicamente el espinal es más bajo que el chaco. Algunas especies importadas compiten con la flora autóctona, disputando espacios y elegidas en ocasiones por quienes forestan.

La Fauna
Muchas especies desaparecieron definitivamente en el espinal, más aún en nuestra región, como el jaguar, guanaco, venado de las pampas y el ñandú, como ejemplos.
Otras especies redujeron notablemente su población, por la pérdida de hábitat natural, la caza y los agroquímicos, caso del puma, mara, vizcacha, perdices y martinetas.
Otros, adaptados a las nuevas condiciones, permanecen regularmente, como zorros, zorrinos, cuises, comadrejas overas o zarigüeyas, yararás y culebras.
Otras especies se encuentran también ahora en nuestras ciudades de Villa María y Villa Nueva, en búsqueda de nuevas formas de sobrevivir, caso de los chimangos y sorprendentemente, ya hacen presencia en los barrios los caranchos.
Los Montes
“No te metas en los montes si no ha salido la luna”, reza en sus versos la “Chacarera de las Piedras”. Efectivamente, no es sencillo orientarse en un monte, aun de día, menos de noche, imposible sin la claridad de la luna.
Hay que ser muy baqueano para no perderse en las picadas y senderos, peor cuando ni existen. Pero de esos grandes montes que cubrían la región de las dos Villas solo quedan reliquias. Basta recorrer Google Earth en rápida vista para verificarlo.
Villa María era un cerrado monte en tiempo fundacional. El “Monte de las Pichanas” se extendía por la calle Buenos hacia la zona rural, apenas quedan unas pocas hectáreas al Este de la autopista y algo de vegetación xerófila entre esta y los barrios de ese sector villamariense (ver foto principal).
El Monte Tarenti, Terente o también llamado de Los Lazos, a la vera de la Ruta Provincial 2 y hacia Ana Zumarán, está reducido a una mínima expresión.

El monte sobreviviente más importante de la zona corresponde a la Estancia de Yucat, aunque reducido notablemente, su masa arbórea principal cubre más de 300 hectáreas. Otros montes con alguna continuidad y superficie interesante están sobre los arroyos de Las Mojarras, San José (Cabral) y Algodón, entre los más cercanos.
“Campo Afuera” (Carlos Di Fulvio)
Hace tiempo y buscando por ahí una chacarera
Allá en los montes que hay en mi pago, campo afuera
Campos de la rudita
Monte adentro de Tulumba yo lai’ de encontrar
Linda su bata de percal
Baila doña Dominga la chacarera
Abajito de un tala la vi por ser montaraza
Unos tizones de leñita mansa la aromaban
La aromaban con su olor
Unos troncos de tala que supo cortar
Mi amigo don Rivas al caer
El invierno pasado para su corral
Y en la tierrita suelta el barrer de las alpargatas
Allá en el montes subió la luna pa’ alumbrarla
Como nube en el aire quedó el polvaredal
Hojita y tala flecos de luna, la chacarera
Con su bata de puro percal va doña Dominga
Todas las flore’ que hay en el pago se la envidian
Se la envidian porqué no hay
Un color mas hermoso que el de su percal
Ni moza que sepa regalar
El donaire que deja su buen zarandear
Y las niñas quisieran bailar como lo hace ella:
Las trenza’ al viento y una manito en la cadera
Su cadera es un vaivén
Parecido al de sauce y del mimbre también
¡Esa es mi abuela! saben decir
Los gauchos del monte cuantito la ven
Si a los ’70 la baila así lo que habrá sido en antes
Una corzuela, furiosa y ágil… deje nomás
Como nube en el aire quedó el polvareda
Hojita y tala flecos de luna, la chacarera


