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Miguel Andreis

Mundos paralelos

Escribe: Raquel Baratelli.

No es un asunto de ciencia ficción, tampoco una teoría de física cuántica ni una cuestión mitológica; en la actualidad de nuestro país conviven varios mundos paralelos que en pocas ocasiones parecen conectarse entre sí. Por un lado, el reino de los mortales, en el que  se distinguen algunos grupos, que pueden parecer antagónicos en cuanto a sus cosmovisiones derivadas de las posibilidades y oportunidades variables que les brinda el sistema, pero que comparten la vida en un mismo tiempo y espacio; laburantes, remadores cotidianos,  acostumbrados a lidiar con todas las preocupaciones propias de la vida mundana, cuidando el trabajo, cuando hay, la salud, mientras se pueda y la educación de los hijos, como se pueda. Las preocupaciones no faltan cuando la cotidianeidad se dirime entre la inseguridad, la incertidumbre, la falta de proyectos posibles, el cuidado del billete y la esperanza cierta de una vida cómoda, tranquila, saludable y placentera. Jóvenes o viejos, ricos o pobres, cada cual a su manera la va remando lo mejor que puede. En las antípodas de esta ciudadanía, sustento fundamental de la estructura de la nación, se encuentra el mundo de la clase política, compuesto por gobernantes, funcionarios y dirigentes, aparentemente inmortales, entre los que podría parecer que hay grupos cerrados, antagónicos en sus cosmovisiones derivadas de las diferencias filosóficas y las convicciones políticas y humanitarias más profundas, pero no. Las diferencias entre los miembros de este mundillo, manifiestas públicamente en las eternas pulseadas por el poder, derivan de la necesidad de ganar. Figuritas repetidas que van y vienen por los mismos pasillos, ocupantes seriales de bancas en las cámaras o sillones en los ministerios, peleadores mediáticos, quilomberos expertos en el teatralización, hábiles camaleones, gobernantes y opositores que luchan por enquistarse en las esferas del poder y conservar todos sus beneficios. Las internas no faltan, aun entre los del mismo palo, cuando las papas queman, la economía no funciona  y los tweets arden. Pero las preocupaciones empiezan cuando hablan las urnas, una de las pocas ocasiones en las que los habitantes de este mundo se dan cuenta de la existencia real del mundo terrenal. Estos dos mundos coexisten con un tercero que hace las veces de nexo experimental entre ambos, al que pertenece una especie más histriónica y parlanchina; comunicadores, intérpretes que se dedican a parafrasear, cortar y pegar los dichos y contradichos de la clase dirigente, politólogos expertos en tergiversación, manipuladores y creadores de opinión dedicados a revolver el avispero en pos del rating. Los inmortales de la política saben que la cosa se dirime entre quien promete más y mejor, solo hay que mantenerse en el juego, barajar y dar de nuevo y para eso cuentan con la dedicación y el oportunismo del reino nexo. El futuro de la nacion y las necesidades del reino de los  mortales son cuestiones secundarias, de otro mundo.

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