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Miguel Andreis

Más que un locro

Escribe: Raquel Baratelli.

A ver, chicos, “La Patria” no es un simple locro, ni los pastelitos o las empanadas que típicamente pueblan nuestra mesa argenta cada 25 de Mayo. Tampoco es un sentimiento unido a la pelota y a  la celeste y blanca en un mundial, ni siquiera es la bandera  que muchos cuelgan en los balcones o en la antena del auto cada tanto. Simple y llanamente “patria” es el territorio en el que una persona nace o por el que siente pertenencia por distintos vínculos, históricos, familiares, laborales… claro que ese sentido de pertenencia se va construyendo año tras año, durante toda una vida; suponiendo que te tira la familia y que algún laburito conseguiste, pasemos a la parte de la historia.

Pericón tras pericón, corcho tras corcho quemado, mazamorra a mazamorra, acto tras acto, los escolares van conectándose con las costumbres de aquellos patriotas que se plantaron al poder de los españoles en 1810. Con el tiempo y a los tumbos, promocionando historia o llevándotela a marzo, se  va internalizando la importancia del cabildo abierto y el primer triunvirato, aprendiendo, a duras penas y de memoria, la concatenación cronológica de los acontecimientos revolucionarios de aquellos tiempos.

En la edad adulta, cuando se logra comprender la complejidad del asunto de independizarse del “yugo necio” y conformar un Estado libre, te das cuenta de que ese 25 de mayo  fue la cara visible de un largo camino que partió de la lucidez intelectual de unos cuantos que marcaron el rumbo con claros ideales políticos, pasando por  la estrategia  y la acción militar de tipos que se cargaron al hombro el sentido de pertenencia compartido a su lugar.

Cuando imaginás los cruces de los Andes, porque fueron varios,  en condiciones extremas, las batallas sangrientas en las que murieron muchos en el anonimato total, los sacrificios y el acompañamiento necesario de los pobladores de la región y cuando caés en  cuenta de que no había internet, ni un mísero teléfono para comunicarse rápidamente, se te hiela la sangre. Hay que ponerse en el lugar de nuestros próceres, viejo, todo era tracción a sangre, no faltaban los traidores y la ¡de fake news que habría!, te la debo.

Cómo han cambiado los tiempos, chicos, doscientos años y pico después de aquellos históricos acontecimientos estamos acá, sosteniendo convicciones ambiguas de líderes discutibles motivados  por las ansias de poder individual;  sin saber muy bien qué es la patria, sometidos al “yugo necio” de la economía globalizada, los pobladores del territorio peguntándonos qué estamos dispuestos a sacrificar este 25 de Mayo, la humita, el locro, las empanadas o los pastelitos.

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