Miércoles 23. Carta abierta al hambre de impunidad … (Y van)
Escribe: Miguel Andreis
Este miércoles 23 de diciembre los ojos de la política cordobesa, quizás que, desde el poder nacional, también, pondrán sus ojos en Villa María. Más especialmente en lo que ocurra en nuestro Concejo Deliberante en esa jornada. Deberemos los ciudadanos prepararnos a vivir, tal vez, una de las situaciones más indecorosas y vergonzosas que se arrastre en los anales de la democracia de todos los tiempos en el orden local. O, donde algunos atisbos de decoro y mesura, prevalezcan.
Volver a la carga en el vamos por todo
Es que usted, Intendente Martín Gill, vuelve a la carga en funciones de sus intereses personales, bajo un concepto de impunidad sin tiempos, en este caso por su tercera licencia por “tiempo indeterminado”. Usted, en su carácter de jefe comunal, ha demostrado que el gobierno en el poder nacional, es decir el kirchnerismo, del cual es funcionario y funcional, no sabe de límites constitucionales a la hora de ir por sus objetivos y replica en nuestra ciudad la misma metodología. En este caso, sus objetivos personales entremezclados con sus apetencias y premisas políticas lo llevaron a maniobrar suponiendo, tal vez, como su jefa, que todas las leyes se han hecho para ser violadas. A nadie escapa en el conocimiento que, en lo particular sus dificultades de convivencia familiar se le han complicado. No obstante, es entendible que cada quien intente darle una definición a las tramas íntimas que le permita seguir con su vida adelante. Claro, haber olvidado que fue ungido por el voto popular como funcionario público, “en el máximo cargo al que puede aspirar cualquier ciudadano, es un deseo que haría feliz a cualquiera”; esta es una frase que le pertenece y fue tapa de un medio periodístico. Expresión que, tal los hechos, rápidamente olvidó para ir a un alto puesto en el orden nacional. Lo que indica su poca memoria o el ser portador de un oportunismo poco ético y mucho menos moral. ¿Tiene persuasión de lo que implica la ética y la moral? Más aún, quiero recordarle que, en ningún momento, antes de las elecciones, usted indicó mediáticamente, su apoyo a quién sería posteriormente el presidente y la Vice, Alberto Fernández y CFK. Recién lo hizo por la tarde- noche, cuando las urnas ya lo posicionaban como jefe comunal electo. Casi una felonía e indignidad política, propia de los que hacen del acto eleccionario una interminable fábrica de rollos de papel higiénico. No decirles a sus potenciales votantes sus preferencias en el orden nacional, para alguien embebido ideológicamente con un posicionamiento partidario de por vida, no deja de ser un acto de cobardía. Permítame sospechar, trascendidos existieron, que para entonces usted ya conocía del ofrecimiento que le haría llegar el recientemente designado presidente de la Nación. Y así aconteció. Y esas controversias afectivas, más las internas que se jugaban en su propio partido, optó por lo menos comprometido, o en todo caso, cumplir con la responsabilidad que le había sido entregada por los villamarienses. Lo demás es historia poco feliz, pero no desconocida. Apeló a un Concejo con más tinte de escribanía que de custodios de las leyes. Allí la mayoría, sin importar la letra de la Carta Orgánica o, apelando a recursos jurídicos de interpretación, le otorgaron la primera y segunda licencia. No conforme con eso y en la búsqueda de un abuso sin antecedentes, vuelve por algo impensado, observado por no pocos como la definición de un totalitario. Dr., el camino del criterio común y el hacer uso de respetuosidad de las leyes que nos determinan, usted parece no querer transitarlo debido a que los peajes del tiempo siempre se pagan. Al menos es la esperanza que guardamos algunos millones argentinos a quienes nos repudia la impunidad.
Jornada de incertidumbre
Todo parece indicar que, hasta el momento, es decir este miércoles en la Casona de Pereira y Domínguez, la definición de sus pretensiones descansa, casi en exclusividad en dos ediles, Daniel López y Cladera, curiosamente y, muy posiblemente ambos lo votaron. Los dos escindidos de las bancadas oficial, creando su propio bloque, volviendo a sus vertientes peronistas y que, hasta el momento, están bajo la tutela de Eduardo Accastello. Su mentor primero y disidente después.
Veremos si estos amagues de diferenciación a la hora de fijar un posicionamiento ideológico, se atreven a mostrar convicciones democráticas y lo llevan a la realidad. Si la confrontación que se hace pública entre usted y el ex intendente, transitarán dicha jornada en ese momento, bajo los sesgos del valor de la palabra.
¿Se llamará a elecciones o se continuará con la farsa?
Le repito abogado Gill, algo en usted se ha apagado o, en consecuencia, no lo tuvo nunca. Su relato de la transparencia parece llegar al final, más allá de lo que en el recinto se decida. La oposición se supone abroquelada en la negativa; sus obedientes adláteres también emergen como homogéneos en levantar las manos por su salvadora inmunidad. Restan los dos señalados, López y Cladera, que definirán los números. ¿Sentirán que están traicionando a un ex compañero que se calzó otra camiseta o se atreverán a mirarle el rostro a la gente? Allí se abroquela el quid de la cuestión. O nos quedamos en uno de los días más vergonzantes y oprobiosos para la historia política y social de Villa María, o de lo contrario se deberá llamar a elección. Disquisición que debió ya haber sido tomada hace más de un año.
El hombre del espiante…
Usted no ignora que estaba violando la Carta Orgánica, es decir la Constitución territorial, la de su ciudad que tanto dice querer. Esta nueva petición de una autorización del “espiante” (fuga, escape, deserción, evasión…), ahora, más atrevida, ya que es por “Tiempo indeterminado”, desnudan a un hombre que de hecho parece no tener sentido de los límites. Y mucho menos del respeto por las leyes y para quienes rigen las mismas: la ciudadanía.
Martín, la política es apenas un suspiro en la vida de las personas, algunos se empeñan en desafiar el tiempo de esos suspiros, en este caso, usted. El egocentrismo y la ingratitud suele ser una patología que vuelve miopes e hipoacúsicos a quiénes las padecen… Una cosa es mirar y otra es ver. Entre escuchar y atender, hay diferencias. Oftalmólogos y otorrilaringólos no faltan en la ciudad.


