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Miguel Andreis

Martín Gill, en el nombre de la impunidad, todo es válido.

Tercera licencia. Palos y a la bolsa.

Escribe: Miguel Andreis

La cultura de la desvergüenza

 El pasado miércoles 23 del corriente, se vivió en nuestra ciudad, más específicamente el Concejo Deliberante, una, sino la más nefasta y estafadora acción política institucional que viviera Villa María en su historia. La legislatura local aprobó la tercera licencia continuada del Intendente Martín Gill, en la actualidad, desempeñándose como Secretario de Obras Públicas de la Nación… En el medio quedaba una biblia del espanto de las maniobras que se realizaron para que esta violación a la Carta Orgánica Municipal, fuera una deleznable operación serial que viene llevando el oficialismo en Villa María y más allá de nuestra geografía también. Como si todavía faltase algo para consolidar la burla a las leyes y a la ciudadanía, se aclaró que en este caso NO sería autorizado por tiempo “indeterminado” como lo había solicitado el huidizo mandatario.

Esta culminación de conversaciones entre el gobierno nacional y el provincial, tal como lo indicó en su alocución el edil Luis Caronni, finalizaba con 7 votos del peronismo, incluidos los de los hombres del accastellismo, Daniel López y Juan Carlos Cladera, y cinco de la oposición. Atrás y en el tiempo quedaba toda la pirotecnia de una supuesta confrontación entre el gillismo y el accastellismo. La obediencia debida, que hace rato dejó de ser potestad de los militares, primó. Nadie de los que formó parte de este ardid debió sentir el mínimo resquemor en violar -serialmente – nuestra constitución territorial, la COM. Y mucho menos Gill, que nos permite suponer que su actual estadía en Buenos Aires tiene más visos de fuga de Villa María por cuestiones familiares, personales y afectivas que en esencia política. Los argumentos que con antelación provenían desde los pasillos del ex Palace Hotel, es que su perspectiva en el Ministerio de Obras Públicas, permitiría a nuestra ciudad abastecer con enormes partidas de dinero para la construcción de diferentes obras. Bochornosa    manifestación sobre la interpretación de lo que es una democracia y el valor de una constitución. Tales testimonios parecieron ser una fotografía fantasmal de aquellos padres de niños/as, de algunos países asiáticos, que venden a sus hijos de 10 años o menos, para ser violados bajo la mayor perversión por un degenerado turista, que en función de lo que aportará en dinero, tiene la anuencia de su progenitor para el vejamen más denigratorio que se pueda soportar.  En síntesis, “con esos aportes podemos subsistir con la familia unos días más”. Aquí la especulación pasaba por lo que desde dicho Ministerio el secretario enviaría a nuestra villa. Mientras tanto seguirá como intendente interino, el “perdiseño” Ing. Pablo Rosso a quien Gill dejará en su lugar y, muy posiblemente como alguien que podría tener ciertas chances de ser un próximo candidato al Sillón de Viñas. Mirada, tal vez, algo esquiva a la realidad. Rosso, por lo que se ha visto hasta el momento, tendría serias dificultades para alcanzar una vocalía en un Centro Vecinal. No es de la ciudad, no la conoce, no lo conocen, su mayor exposición es vociferar mediáticamente en cadena los enfermos y fallecidos del COVID 19. Su tiempo en la UTN es absolutamente intranscendente para una valorización sobre experiencia de gestión. No obstante, se podrán atener que es el presidente del Concejo Deliberante, a cargo del ejecutivo.

Una perpetua acefalía

 La ciudad, después de este inverosímil 7 a 5, continúa, legalmente en acefalía. Poco importa si nos atenemos a lo actuado y los resultados obtenidos.  Los defensores de esta petición de licencia, no tuvieron casi intervención que justificara lo que estaban votando. No hacía falta, tenían ya arreglados los votos y el número de manos a levantar. 

El denunciado acuerdo para el mantenimiento en el cargo, fue expuesto por el concejal Luis Caronni y por su par, también radical, Romeo Benzo. Referían a los contubernios entre Schiaretti y Alberto Fernández. Todo indicaría que algo de realidad estaban desnudando y que todo ya vendría “abrochado” desde arriba. Es que ha quedado en claro que ni en el orden local, ni provincial y mucho menos nacional, querían que Villa María, la tercera ciudad más importante de Córdoba, no podía ir a comicios. Tal vez lo acontecido en Río Cuarto, aún ganando el oficialismo, pero, se indica con serias desconfianzas por los resultadados, con la connivencia de otros candidatos opositores, que mandaron a su gente a votar por el triunfante Llamosas, determinó que un botón sigue bastando para muestra. La diferencia entre Llamosas y el segundo, fue escasa si se mide todas las prebendas que se bajaron desde el poder provincial y nacional para consolidar el triunfo. Villa María demostró que a la hora de las urnas no es una ciudad que adscriba al kirchnerismo, si bien hace 20 años que gobiernan mandatarios peronistas. Aquí, esa sigla perdió siempre. Y Gill lo supo desde un primer momento, por eso no habló una sola palabra de su apoyo a Alberto Fernández y CFK hasta después de conocer los resultados de su triunfo. Lo que habría que recordar, además, es que, si bien Gill logró en dicha contienda, la que le permitió su reelección el 55% de los sufragios, la cantidad de votantes que concurrió orilló el 65%, una de las menores asistencias de ciudadanos a los comicios de los últimos años. Lo demás forma parte del engaño generalizado y mediatizado sin contra mirada.

Concejales obedientes

Los votos definitorios de López y Cladera, militantes peronistas, sin peso específico en convocatoria política, ya convenidos de antemano, fueron decisivos. Corría en contra mirada los mentideros políticos, desde hacía días, sobre el acercamiento de “albertistas y Cristinistas, con gente del Schiaretismo”, en la búsqueda de convenir la tercera licencia. El pacto ya estaba convenido. Y así fue. Allí radicaba el acuerdo del poder. La deuda de la Provincia de Córdoba por préstamos del exterior en moneda verde, ya vencieron. Se precisa del Tesoro Nacional… ¿?

“Obralandia” como se designó desde la vertiente opositora a esta operación, se canjeó por los votos peronistas, aun sabiendo del “embarazo” de la Carta Orgánica y los espantados valores democráticos de nuestra ciudad y de nuestros representantes, al menos parte de ellos. Con distintos matices, la hoy gestión gubernativa, dejó sobre el tapete, que los antagonismos entre dichas fuerzas internas tienen la “virtud” de desvanecerse en la medida que les haga falta para sostener el mando… A la hora de la realidad, todos se vuelven chicos obedientes. Los demás forma parte de los matices no de las convicciones de fondo. Volvió a hacerse realidad aquel viejo axioma sobre la citada fuerza que dice “si crees que se están peleando te equivocas, se están reproduciendo”

Dicen que algo tarde…

Ahora, al menos el radicalismo, presentará una denuncia formal a la Justicia entendiendo que se ha violado la Carta Orgánica, lo que muy posiblemente, al momento del fallo, Gill ya esté pidiendo su cuarta licencia que, seguramente le van a otorgar.

 No merece la mínima exposición la respuesta de Alicia Peresutti, Defensora del Pueblo, a la solicitud de su intervención que le solicitaron desde el radicalismo, ya que este accionar del gobierno ponía en riesgo situaciones constitucionales. La misma replicó que “eso no es de mi incumbencia”. Tal algunos juristas, la señora tiene la obligación por ley, de intervenir. La chatura también se ha viralizado. La impunidad ha venido para quedarse y representantes no les falta.

Se produjo esta semana una de las más ignominiosas e inescrupulosas acciones políticas. Sin embargo, esto no es fruto de la casualidad, donde la protección del poder está, hasta el momento asegurada, todo parece indicar que tenemos un concejo con dimensión de escribanía, que opera bajo la estirpe de que somos los representantes del pueblo que nos votó y, si nos retrotraemos a contextos pasados, también a la mirada esquiva de la Justicia. En ese clericó de orfandades encontramos además que la clase política que no comulga con el sector gobernante, salvo excepciones, tampoco demuestran signos de persuasiones en la defensa constitucional. El silencio los condena. Lo mismo suceder con gran parte de las instituciones representativas de la ciudad. No opinan, no participan, como si lo que ocurre en la ciudad no los afectará. Demasiada permisividad. Enorme falta de compromiso. Lo ético, lo moral, lo honorable no debe estar en la conciencia de gran parte de los que forman parte de esos organismos que demuestran indiferencia o temor ante la defensa de las leyes que nos rigen… Una urbe de complacientes. Por los motivos que fuera, complacientes…

Justificar lo injustificable

Posiblemente uno de las manifestaciones sostenidas desde la jurisdicción gubernativa, defina con mayor claridad lo conceptual de este acto de criminalidad jurídica, indicando entre otros perjurios: “Gill, como funcionario nacional envió a la ciudad elementos sanitarios en el marco de la pandemia”; olvidándose que vino a visitar a sus familiares sabiendo que era “Positivo”. Un disparate demencial ¿Alguien detenido o enjuiciado? No. Agregando: «además de la infraestructura necesaria para cubrir la demanda de la pandemia en lo local, 12 hospitales modulares, 31 unidades sanitarias carcelarias, 14 unidades sanitarias de frontera, 19 unidades sanitarias modulares turísticas y más de 60 obras de salud en todo el país».

Solo resta preguntarnos, los padres de los niños o niñas de Yemen, Nepal, Tailandia, Laos o Filipinas, por citar algunos de los lugares oprobiosos de la explotación sexual de niños (Según la OIT, más de 151 millones de menores de entre 5 y 17 años), donde la pobreza y su cultura de infamias, llevan a esta enajenación de la racionalidad, ¿también pensarán que en nombre del dinero y lo material, todo se vuelve justificable…? 

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