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Miguel Andreis

Los deseducados de hoy.

Escribe: Raquel Baratelli.

Quien crea que algún slogan político de spot publicitario es un objetivo real de nuestros gobernantes, que presente pruebas o se llame a la reflexión. “Síganme, no los voy a defraudar”…

Resulta que hoy, “La Educación es Nuestra Bandera“…Y uno podría alegrarse porque se pusieron las pilas, finalmente volvieron las clases, después de dos años de pandemia las blancas palomitas llenan  nuevamente las escuelas, ¡viva, viva, aplausos y hurras! Toda la comunidad educativa festeja la presencialidad apostando al doble  desafío de la recuperación de los saberes no adquiridos por los “deseducados” de la pandemia y su readaptación a las desaprendidas rutinas escolares; padres y docentes, conscientes de que la voluntad y la paciencia deben ser sus estandartes para el acompañamiento de los escolares en el camino de nivelar los aprendizajes y salir adelante.

El sistema educativo sigue desvencijado pero parece que la conectividad de las escuelas estaría mejorando. Las escuelas están listas, impecables para recibir a los peques… mmmm no, esa parte de la bandera está apolillada.

Los docentes, mal pagos como siempre, deberán hacer horas extras, ad honorem, de revoque a fratacho y plomería; los padres, poya para restituir cables y mobiliario, además de hacer turnos de vigilancia los fines de semana para evitar cacos malvivientes; se dictarán cursos de canotaje para los días de lluvia, defensa personal por si las moscas y yoga para  directivos, cosa de que no pierdan la calma.  

Los niños deberán ingresar a los establecimientos con cascos de obra por si cae algo del techo, zapatos con suela de goma para evitar posible electrocución, más el barbijo, claro está, ya que será difícil mantener el distanciamiento en las aulas porque llegado el caso podrían llegar a compartirse entre varios grados.  Roguemos que no venga el frío, los vidrios de las ventanas no llegarán para este año y parece que habrá problemas con la provisión de gas; y que no haga demasiado calor, no queda ni medio ventilador de techo.  

Y bué,  todo no se puede, viejo, en estos dos años no hubo tiempo para renovar banderas, además, no entran telas de calidad al país,  sólo nacionales y tampoco  queda hilo para zurcir;” La Educación es su Bandera”, pero nadie dijo que fuera una nueva.

En fin, como siempre, La educación pública resiste a pura voluntad y trabajo de los educadores que a fuerza de tiza y pizarrones se la calzan al hombro, como pueden y sin grandes declamaciones.

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