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Miguel Andreis

Los argentinos y la (IN)Seguridad.

¿Dónde quedaron esas tardecitas en las que los vecinos, vasito de ginebra o mate en mano, se sentaban en la vereda a hablar de bueyes perdidos?

Escribe: Cristina Pablos.

La inseguridad en Argentina puede manifestarse de diversas formas: asaltos, secuestros extorsivos, femicidios, asesinatos, entraderas, narcotráfico, delitos informáticos, estafas, entre otros.

Estos actos delictivos generan un clima de temor y preocupación en la población, afectando su calidad de vida ya bastante deteriorada. La violencia y la criminalidad limitan la libertad de movimiento, afectan el desarrollo económico y merman la confianza de la ciudadanía en las instituciones del Estado. Muchas personas viven con miedo a ser robadas o asaltadas no solo por el hecho de la pérdida de bienes materiales sino porque ven en peligro su propia vida o la de sus seres queridos; toman modismos o cambian de hábitos que les modifican el ejercicio a ejercer sus derechos.

El 81,5% de los mayores de 18 años considera que la inseguridad es un problema bastante o muy grave en su lugar de residencia, más si es cercano a una villa de emergencia. En el conurbano, Rosario y Tucumán esa población supera el 90%.

Argentina es mundialmente famosa por sus problemas de corrupción institucional y en prácticamente  todos los organismos estatales. Con gobiernos corruptos no puede esperarse menos que ciudadanos corruptos (no la mayoría).

En 1996 The New York Times señaló que los sobornos, el fraude y la corrupción gubernamentales se consideran parte de la vida cotidiana argentina; eso se agravó con los últimos años de gobiernos populistas. También es común en el sector privado. –

En los últimos 15 años en Argentina se registraron 4477 víctimas de violencia de género. Hubo 750 víctimas en 716 hechos de inseguridad en 2022. La Matanza sigue siendo el lugar más inseguro en la provincia de Bs. As. Rosario es la ciudad con más índices de homicidios en el país, todos relacionados con el narcotráfico. La ciudad de Rosario multiplica la tasa nacional de homicidios; es el principal puerto y, según los expertos, se ha convertido, a través de la hidrovía sobre el río Paraná, en punto privilegiado para la salida de droga desde Bolivia, Brasil y Paraguay hacia Europa y Asia.

Toda esta inseguridad, en sus múltiples formas, se vio agravada por gobiernos permisivos que consideran una víctima de la sociedad al delincuente ¡¿?! Y con una política zafaroniana que les permite hacer uso de la puerta giratoria de la Justicia.

Se ha visto que muchos de los crímenes más aberrantes son cometidos por menores de edad; hay que bajar urgentemente la edad de inimputabilidad y la policía no debe tener temor de actuar por posibles juicios o sanciones. También se debe hacer una buena limpieza de autoridades corruptas que están a ambos lados del mostrador siendo cómplices de los delincuentes, tanto en el ámbito policial como judicial y político.

Los argentinos nos merecemos poder salir a la calle con tranquilidad.

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