Escribe: Miguel Andreis.
Daría la impresión que a Villa Nueva y Villa María no solo nos une un río, sino también el espanto de quienes gobiernan. Para poner en contexto, nos une el artero concepto de lo que es el poder en un país como el nuestro. En una provincia que habitamos donde la eficiencia y la honestidad, más la vocación de servicio parecen no tener importancia. Suficiente que profesen la misma ideología política.
Aquí aludimos al gobierno saliente de Villa Nueva, Natalio Graglia (y en otro párrafo lo haremos con Martín Gill). Ya que cada quien, a su modo, hizo lo imposible para dejar las aldeas peor de lo que las recibieron. Lo lamentable es que lo lograron.
No le alcanzaron ni los eslóganes de éxitos nunca hechos realidad, ni las partidas de dineros (mucho) que llegaban desde sus compañeros de ruta, es decir el fantasmal gobierno nacional kirchnerista, cuyos números jamás se transparentaron a la ciudadanía. Todo a escondidas como tenaces hurtadadores del bienestar de sus gobernados. Un culto a la falacia.
Alguien dirá que se hicieron obras públicas, es verdad, algunos pavimentos, alcantarillas, mejoras en la costanera, claro que eso debería estar acompañado de algo que los vecinos nunca supieron, conocer lo que recibieron y lo que invirtieron en realidad. Sería fantástico conocer si los patrimonios de ambos mandatarios se asemejan a los que mostraron (o no) al ingresar a la función pública.
Mientras tanto fueron despedazando el capital de la gente. La ciudad. Las ciudades.
Corralón Municipal de Villa Nueva
En esta serie de imágenes se puede observar, como prueba irrefutable, la desidia con la que le impuso a su gestión el intendente saliente. Él, Graglia, es el responsable principal. Un campo abierto, sin cerramientos de tejidos, entre yuyales selváticos, descansan vehículos que costaron enormes montos de dinero. Gran parte de esos erarios, sino todo, salían de los bolsillos de los contribuyentes.
Casi como una chacarita de la desvergüenza se los dejó sin cobertura alguna (un mínimo techo) para que el tiempo, lluvias, fríos, soles, hicieran el resto. Absolutamente descuidados. Arrojados al abandono absoluto. Se puede observar las faltas de ruedas, muy posiblemente robadas, los tanques de aguas que no alcanzarían para regar una maceta… todo es una suma de etcéteras. Preguntamos ¿No hay castigo para quienes actúan tan desidiosamente con el capital de los ciudadanos?
Hasta el día de ayer no se conocían denuncias ante tribunales del nuevo mandatario Dr. Ignacio Tagni. Una acción elemental que debería haber realizado inmediatamente. Más, se dice que se habrían llevado hasta las herramientas de trabajo. Todo material que es imprescindible volver a adquirir. Obvio, con los impuestos de Don Pueblo. Esto es solo una parte, claro que no se necesita escarbar demasiado para encontrarse con más sorpresas.

El reclamo por la falta de servicios como levantamiento de basura, riego…
En los últimos meses uno de los reclamos más asiduos de los vecinos villanovenses que se replicaban por los distintos medios, especialmente radiofónicos, eran de los frentistas de diferentes barrios que le solicitaban al municipio que cumplieran con una obligación que a ellos se la cobraban. No encontraban respuestas por parte del gobierno. Ni riego ni recolección, falta de iluminación… entre otras donde también señalaban al “Hospitalito”.
Esta sucesión de fotos que aquí exponemos puede más que miles de palabras. Es la demostración más palpable de la desidia, de la indolencia e insensibilidad. Como un simple ejemplo, basta con observar las letras de las patentes – AE 964 EN- para comprender que se trata de vehículos nuevos (2020- 21- 22), unidades que debieron ser nuevas y de enorme costo. Marcas nada económicas. En su gran mayoría, los abandonados no se trata de cacharros viejos. Mucho dinero, casi obsceno, para malversar de tal manera. En síntesis, ahí y en otras vertientes puede hallarse parte de la respuesta del por qué el villanovense castigó con el voto de manera tan exponencial al ex intendente Natalio Graglia y su gente. Sería interesante conocer si también la Justicia le interesa hurgar en tanto desmadre.

El premio a la ineficiencia: Un cargo en el gobierno provincial
Claro, y lo que no deja de ser preocupante al pensar en cuáles son los valores y principios que aplica el flamante gobernador Martín Llaryora a la hora de elegir a sus funcionarios. Tanto los dos hermanos Graglia como el mismísimo Martín Gill pasaran a engrosar la lista de funcionarios de la Provincia.
¿La eficiencia, la honestidad, la entrega y la convicción de servicio, realmente le interesan al actual gobernador? O solamente les alcanza con la definición de la palabra “compañeros”.


