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Miguel Andreis

Las enfermedades de transmisión sexual y la sexualidad en adultos mayores.

Escribe: Felix Vera.

Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) no discriminan por edad. Un fenómeno que no se visibiliza y que sorprendente está emergiendo: el aumento de contagios en personas mayores de 60 años.

En nuestra ciudad, la falta de estudios de campo con datos verificables ha generado una brecha informativa sobre las enfermedades de transmisión sexual en la tercera edad. Aunque no contamos con datos precisos, fuentes confiables confirman un crecimiento significativo de estas afecciones, especialmente en el casco céntrico de nuestra ciudad. A pesar de la escasez de información local, por lo menos no se la informa en el portal del Centro de Estadística de Villa María, es importante destacar que sí hay organismos internacionales y agencias de otros países han prestado atención y realizado un seguimiento exhaustivo de esta problemática, proporcionando informes que podrían arrojar algo de luz sobre la situación actual.

La situación que estoy tratando de describir nos confronta con percepciones firmemente arraigadas, planteando un interrogante sobre cómo abordar la salud sexual en la población de adultos mayores. ¿Cómo influyen los factores culturales y sociales en esta realidad? Este desafío nos invita a reflexionar
sobre la necesidad apremiante de comprender y actuar frente a una problemática que afecta a una parte significativa de nuestra sociedad.

FACTORES SOCIALES

– Relaciones Monógamas
Un equívoco común es que las personas mayores en relaciones monógamas no necesitan protección. Sin embargo, la exclusividad no garantiza la seguridad, y es fundamental utilizar medidas preventivas
en cualquier situación.

– Divorcio o Viudez
Tras el divorcio o la pérdida de la pareja, muchos adultos mayores buscan nuevas conexiones afectivas. Este cambio se observa con mayor frecuencia en hombres, reflejando las normas sociales que han
influenciado la sexualidad según el género.

– Apertura Sexual
A medida que la sociedad se vuelve más abierta a la sexualidad en esta etapa de la vida, las personas mayores exploran y expresan su sexualidad con mayor libertad. Este cambio cultural contribuye al
aumento de encuentros sexuales y, consecuentemente, a los riesgos asociados.

IDEAS LIMITANTES Y BARRERAS SOCIALES

Ideas arraigadas provenientes de una cultura y educación sexual limitada afectan la percepción general. Creencias como que el uso de preservativos es «antinatural» o que las ETS solo afectan a personas jóvenes o homosexuales influyen en su comprensión del verdadero riesgo.

Además, barreras sociales limitan la información sobre salud sexual para personas mayores. Las campañas y discursos de salud suelen excluir a este grupo demográfico, alimentando la idea errónea de que la sexualidad se desvanece con la edad.

PREVENCIÓN Y EMPODERAMIENTO

En el contexto de la creciente apertura sobre la sexualidad en la vejez, es imperioso integrar la protección como parte esencial del bienestar integral.

Campañas de prevención de ETS deben incluir a las personas que están transitando esta etapa de la vida, ofreciendo información accesible, servicios de salud no estigmatizantes y facilitando el acceso a información precisa que recomiende, por ejemplo, el uso de preservativos, la herramienta más efectiva
para prevenir ETS.

ASPECTOS Y CONSIDERACIONES EN LA RELACIONES SEXUALES
En el contexto de las relaciones sexuales en esta etapa de la vida, es vital considerar ciertos aspectos que contribuyen al bienestar integral, tanto de la persona como de la comunidad que integra:

– Atención médica especializada
Para quienes enfrentan condiciones de salud como ETS o enfermedades crónicas, la supervisión médica específica se convierte en único pilar fundamental que tenemos. Un seguimiento adecuado contribuye a prevenir complicaciones y mantener la salud general.

– Cuidado en la Intimidad
La protección es esencial en cualquier encuentro sexual. Utilizar preservativos proporciona una capa adicional de seguridad y promueve la salud sexual.

– Atención Regular a la Salud
La salud sexual no debe separarse de los chequeos médicos regulares. Integrar la revisión de aspectos relacionados con la sexualidad en estos exámenes es una práctica cuidadosa y preventiva.

– Fomentar la comunicación abierta
Romper barreras implica mantener diálogos abiertos y francos sobre la sexualidad en la vejez. La comunicación efectiva desafía estigmas y prejuicios, facilitando un entendimiento claro y respetuoso.
Estos aspectos, cuidadosamente considerados, no solo promueven una experiencia sexual más segura, tanto en el plano individual como colectivo, sino que también contribuyen a un enfoque integral hacia la salud y el bienestar del adulto mayor.

El desafío radica en derribar mitos y estereotipos arraigados, permitiendo que la salud sexual en esta etapa de la vida sea comprendida y abordada con la seriedad que merece.

La inclusión de personas mayores en las conversaciones y campañas de salud es un paso crucial hacia una sociedad que respeta y atiende las necesidades sexuales a lo largo de toda la vida.

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