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Miguel Andreis

La vuelta.

Escribe: Raquel Baratelli.

Una ola, otra ola, la brisa fresca en la cara; una cascadita, un chorrito de agua, piedra caliente; un pastito, un churqui, chicharras; una pelopincho, un fuentón, una manguera;  el patio, el balcón, vientito caliente, 40 grados a la sombra… sea en la costa, en las sierras, el parque o en casa, sean largas o cortas, las vacaciones se disfrutan.

Aunque el sol parezca desquitarse, el viento fresco se ausente por las noches y las tormentas se ensañen, el verano tiene ese no sé qué; una especie de pausa reparadora, un botón de recet que promete cambios, la calma antes de la tormenta… todo muy lindo, pero las vacaciones se terminan y el verano sigue ,viejo, hay que arrancar con la rutina laboral, el bondi, horarios, los pagos, todo se viene encima y el aire tórrido, los 40 grados, la ciudad y la vuelta al cole, transforman la vida en un torbellino en el que el verano se torna un estorbo y parece no haber tiempo para el disfrute.

El calor te envuelve y la realidad te acosa, los noticieros con su larga lista de malas noticias, el fondo monetario, la suba de tarifas, aumento de la nafta, el bondi… ¡para sudar la gota gorda!

Hasta la política anda recalentada y mientras los gobernantes arrancan sus gestiones ente chicanas y discursetes inaugurales de un nuevo año que promete poco, los ciudadanos reciben el cachetazo diario de esta realidad argenta, recortada,  crítica y desigual en la que la política mediatizada,  los infantilismos del Rey  León con sus listas negras y demonizaciones varias, la ausencia de acuerdos y la intolerancia ponen en jaque a un sistema democrático defectuoso y vapuleado.

Así las cosas chicos , la vida argenta continúa a puro machetazo, esperando que la vuelta al cole se nos dé, que las calles se colmen de blancas palomitas nuevamente, que las escuelas se mantengan en pie, que el calor afloje, que reine la razón…

En fin, viejo, no todo es placer en esta vida de locos que llevamos, pero como se dice “una de cal y una de arena”, aunque las vacaciones se terminan, todavía quedan los fines de semana, esas pequeñas pausas cíclicas que aún con los 40 grados y las chicharras a full,  refrescan la neurona dando un pequeño respiro de los apurones de la semana.

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