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Imagen de Miguel Andreis

Miguel Andreis

La hora del reparto. Hagan sus apuestas.

Escribe: Raquel Baratelli.

Época difícil para la política argenta, ésta, cuando los tiempos electorales no tienen principio ni final; cuando cada foto, cada palabra y acción de y para los muchachos locos de la política tiene peso preelectoral.  ¡Cada año la cosa va para peor, viejo! 

Más aún cuando al cabo de unos meses hay varias votaciones en puerta y las primeras van anunciando el pulso de las fuerzas políticas para las que siguen, en una especulación sin fin que va determinando  quien se sube y quien se baja de la lista de candidatos, según los resultados de la votación precedente.

Hacer política hoy no es moco de pavo, hay que estar bien atentos a los indicadores de popularidad, adhesión, estadísticas de imagen positiva o negativa, propias, de cada actor y  de cada espacio político, chequear el minuto a minuto de las mediciones de las encuestadoras, controlar el nivel de la grieta y la conveniencia de acentuarla o no, calcular con quien conviene o no compartir foto, en fin, en el juego de la política cada detalle puede sumar o restar, y lo que hoy suma bien podría restar mañana. Todo se trata de saber llevar la pulseada hasta el final en pos de sumar posibles votantes.

Sin embargo, siempre estará latente el efecto sorpresa para el que cada político debe estar preparado con un plan B, nadie está exento a que se le chifle el moño y en cualquier momento hay que cambiar de bando. Los tiempos partidarios ya fueron, los “ismos” se perdieron en el camino, la llamada “pluralidad” avanza persiguiendo cambios, aunque la mayoría de las figuritas sean las mismas.

Ahora, la cosa se dirime entre dos bandos mayoritarios persiguiendo el único objetivo de ganarle al otro, el pluralismo estratégico sobrepasa los principios políticos, las tendencias conservadoras, liberales y o renovadoras se entremezclan formando espacios políticos sin convicciones ni proyectos que vayan más allá de lograr el  triunfo electoral. Si después toca gobernar ya se verá.  

Así las cosas, en  cada uno de los comicios, cada ciudadano, votante, se enfrenta a la encrucijada de dilucidar quién es quien, en qué espacio político están las figuritas que podrían tal vez llegar a representarlo y,  sin propuestas concretas a la vista, adivinar cuales de los candidatos estarán capacitados e interesados real y honestamente en mejorar las condiciones del país.

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