Posiblemente se deba retroceder mucho en el tiempo para encontrar un vacío de liderazgos políticos como los que se viven en estos momentos. Un contexto absolutamente inédito, pandemia, cuarentena y sociedad con desorientación sin antecedentes. Con miedos inéditos. Una economía detonada y, mucho miedo. Pánico a la muerte, aprensión a la pobreza, espanto a la incertidumbre. Ya nada es igual. Solo los vicios que genera la lucha por el poder, que arribarán con sus nuevas reglas de juego.
Escribe: Miguel Andreis
En este desvanecido panorama de nombres y rostros, sobre de cómo se llegará al 2023, futuras elecciones presidenciales y provinciales- incierto en nuestra aldea-, todo se mezcla. Todo es sospechoso. La claridad se empasta con la ausencia de luz. No emergen nuevos candidatos. Salvo contadas excepciones, lo que conlleva que el escepticismo recaiga sobre los partidos políticos y, especialmente en las figuras que el tiempo y la ineptitud, fue desgastando desde el 83 a la fecha. Nada es casual. El promedio de los dirigentes que están en actividad gubernamental, nacional, provincial o municipal, supera los 24 años de gestión. Dos décadas y medias que viven del Estado. En su mayoría pasaron 7 elecciones. Ni el oficialismo ni la oposición, en cualquiera de sus prismas, no ofrecen esperanzas ciertas, y las pocas que asomaban se las comió la Pandemia.
Dos, con poco de política, pero que atrapan muchas miradas
Se podría decir, sin ser demasiados minuciosos, que dos siluetas demuestran cierto atractivo. Ambos, absolutamente contrapuestos en su concepción del estado, no solamente en lo ideológico sino en el perfil del país que proyectan en sus alocuciones. Ellos son: el carismático neurocientífico, Facundo Manes y el Secretario de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, abogado y médico Sergio Berni. De expresión dura y no solo de rictus. Cada quien comenzó a absorber la atención de un sector de la sociedad. Berni, cooptado en su accionar, por el presidente brasilero, Jair Bolsonaro, aunque intente disimularlo, mientras que el hombre de la ciencia, apuntala a la creación de una nueva definición cultural de Argentina, bajo la invocación de Raúl Alfonsín. Se lo podría definir, hasta el momento, como una persona de centro, básicamente republicano. Allí, se puede presumir que, de venir ambas conceptualidades, la grieta no cerrará. Adelantarse tres años en términos políticos, suele ser temerario. No obstante, el panorama permite estas observaciones. El tiempo indicará si los atisbos visibles hoy, serán la realidad de mañana.
Uno y otro
Berni, casi un anarquista en su operatividad, no en el sentido libertario de los antiguos militantes -con el perdón a los anarquistas-, no acepta tan fácilmente las bajadas de líneas que les llega desde su principal mandatario, el gobernador provincial Axel Kicillof o las sugerencias del mismo presidente Alberto Fernández. Ni hablar de la Ministra de Seguridad de la Nación, la antropóloga Sabina Andrea Frederic, a quien denosta en cada oportunidad que puede. Berni representa la “mano dura” de un funcionario en su cargo. No apela a un doble discurso y, se lo disimule o no, ya se lanzó a la campaña electoral, aunque intente disimularlo. Repite una y otra vez, que su compromiso pasa por el liderazgo de CFK. Nadie más. Y lo pone en evidencia. Aquí nos encontramos que un sector de la ortodoxia peronista ya comenzó a mirarlo con simpatía. Otros vestigios de la derecha nacionalista, también se suman a potenciar al citado hombre de Santa Cruz, a quien los mineros, desde sus recuerdos, no le guardan mucha simpatía. Lo cierto es que Berni, sin aparato, crece en la aceptación social.
Facundo Manes es un enunciado de otra parte de la ciudadanía. Mucho más dúctil. Más dialoguista, jamás deja que se le escape una mirada de confrontación y, eso, seduce a una clase media ya harta de engaños y promesas incumplidas. También algo similar acontece con sectores de la vertiente de trabajadores. No expone lineamientos terminantes desde lo ideológico. Lejos está de ser un cuadro político, lo que tal vez lo favorezca, ya que su impronta siempre pasa por el eje de aplicar el más trascendente sentido común.
Manes y su perspectiva de lo que vendrá
En sus posicionamientos de análisis sobre la cuarentena, el coronavirus y el riesgo de la salud mental, terminó siendo un referente de los millones de enfadados con estos encierros. A lo que es preciso agregar que todo lo que aborda tiene un tinte científico, lo que en esa vertiente de ciudadanos convence mucho más aún. “No se puede separar la salud física de la salud mental. Es un todo integral y hoy los argentinos estamos exhaustos “, alentando que nos acercamos a la peor pandemia, que es la de la “Salud mental” y la económica.
Se lo escuchó decir a Manes que “En la Fundación INECO hicimos una investigación en marzo y vimos que la ansiedad afecta a más del 50% de la población. Hoy se puede apreciar que la ansiedad se mantiene, pero subió 15 puntos la depresión. Según nuestro estudio 8 de cada 10 jóvenes de nuestro país tienen depresión”. “Cuando la sociedad que está empobreciéndose ve que la política o los políticos o las autoridades tienen un discurso que no es claro, que sienten que hay oportunismo y cierto cinismo para la próxima elección y no para el bien común, cuando la sociedad percibe esto eso impacta muy negativamente en nuestra salud mental”.
Berni y la inseguridad
Por su parte Berni no se despega del tema de la “Inseguridad” diciendo lo que no pocos quieren escuchar: “Liberaron los presos y ahora se quejan del incremento de los robos y asesinatos, qué pensó el gobierno, que esta gente se iba a quedar en su casa tomando mates…” Lo que también cae muy bien en no pocas franjas del colectivo social. Dice lo que quieren escuchar. Estas visiones contrapuestas, muy posiblemente, sean las que predominen el próximo año. Por el momento, cada quién, desde su óptica, va ganando seguidores. Tal vez no les alcance el combustible para el 2023, aunque por el momento, ninguno de los políticos, en camino a las gateras, tienen una imagen que supere al Policía- médico o al neurocientífico que, vaya a saber por qué, vino a ocupar un lugar donde muchos pensaron que, iba a ocupar el inolvidable Doctor René Favaloro. Quizás, estemos como ciudadanos, frente a un cambio de paradigmas, de perfiles partidarios y por, sobre todo, a quién o quiénes, a través del voto, entregarles el poder. Berni y Manes, tan diferentes, que quizás se parezcan en la búsqueda de la línea de largada. Lo demás, será rubricado por la gente y el tiempo.


