“La persona que no está en paz consigo misma está en guerra con todas las demás” Ghandi.
Escribe: Cristina Pablos.
Argentina es ese país al cual se vuelve después de 20 años y nada cambió. El país vive en un tiempo circular.
Para ir cronológicamente me voy a referir a la marcha militante del 24 de marzo integrada por las 19 organizaciones de La Cámpora y que nos costó más de $68 millones. No importa que estemos en el 6to lugar del ranking de miseria o que seamos la 8va inflación, todo a nivel mundial. El caso es que el pero-kirchnerismo se adueñó de una fecha muy cara para los sentimientos de todos los argentinos, incluso para los familiares de los 1094 muertos y de los 4.380 atentados con bombas por parte de la guerrilla o la Triple A. Se pagan 3.400 millones de dólares por indemnizaciones truchas sobre los desaparecidos durante el Proceso.
El FMI envió 9.600 millones de dólares al gobierno “sabiendo” que no cumplirá con las metas propuestas; “recalibrará” el préstamo cada 3 meses controlando: déficit, crecimiento y emisión.
El gasto social del último mes fue de $1.320 millones diarios en políticas alimenticias y en Potenciar Trabajo. Los piqueteros rechazaron el ofrecimiento de herramientas para trabajar ¡Faltaba más! Para todo el 2022 (hasta ahora) el presupuesto que cubrirá el Ministerio de Desarrollo Social es de 531 mil dólares. Los subsidios a la energía llegarán a 20 mil millones de dólares -80% más que en 2021-. Aun así está escaseando el gasoil y pronostican un invierno sin gas (compren frazadas ahora, antes que aumenten).
Tenemos un gobierno desorientado y con diagnóstico equivocado. CFK está tentada de cortarle los hilos a su títere. Hay desazón y preocupación en la gente porque no sabe hacia dónde va el país.
Un productor de soja argentino cobra la mitad de la mitad que uno paraguayo o brasileño.
Han aumentado el 60% los materiales para la construcción. Pero…según el presidente “hay diablos que aumentan los precios y que la gente autoconstruye la inflación, que es un maleficio”. Yo que A. Fernández hablaría con el Papa para que le mande un exorcista. Al presidente se lo nota fuera de su eje, desgastado, perdido, desubicado en tiempo y espacio; pide hacer “terapia de grupo” para encontrar el diálogo; eso lo tendrá que hacer con los propios porque tiene una oposición bastante responsable. El fracaso del gobierno también incluye a CFK, que siempre se borra en las malas.
Aparecieron dos últimas medidas: poner impuesto a los 417 mil millones de pesos que están en el exterior. No va por ahí la cosa: devuelvan todo lo que robaron y les sobra para pagar la deuda. La segunda medida la propuso el discreto Béliz: un intento de regular-o controlar- las redes sociales porque “intoxican la democracia”, al mejor estilo Maduro, Putin o Díaz Canel.
Estamos en manos de una coalición que hace agua por todos los costados.
Y… hablando de terapia… yo le aconsejo al presidente, por su propio bien primero y por el de todos los argentinos después, que se haga vaaaaaarias sesiones, en un cómodo diván, de terapia (él solito) con un buen sicoanalista.


