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Miguel Andreis

El contrato social.

Escribe: Cristina Pablos.

En el libro (4 tomos) El Contrato Social de J.J.Rousseau, escrito en 1762, el autor trata, principalmente, sobre la libertad e igualdad de los personas bajo un estado instituido por medio de un contrato social (léanse votos). Un estado de derecho que asegure la libertad para poder convivir. Dice, además, que la fuerza no constituye derecho y que únicamente se está obligado a obedecer a los poderes legítimos. El objetivo de todo pueblo es conseguir abundancia y paz. “Cuando más crece el Estado más disminuye la libertad.” “Cuanto más numerosos son los magistrados más débil el gobierno”.

Rousseau dice que la democracia es una forma perfecta de gobierno que no se da nunca en forma pura. El contrato social son los principios básicos  del derecho político.

Juan Bautista Alberdi se inspiró en El Contrato Social de Rousseau para escribir su libro Bases…sobre el cual se basó la redacción de nuestra Constitución.

Estoy viendo, por estos días, cómo en Argentina se hace trizas el contrato social. Las leyes son para algunos. El tango Cambalache o los monólogos de Tato Bores están más vigentes que nunca; lo que quiere decir que no le hemos dado ningún valor a la experiencia de todas las vicisitudes que hemos soportado para llegar a esta empobrecida democracia. Un país donde una persona, privada de la libertad por cometer algún delito, gana más ($24.000) que un jubilado que trabajó honestamente e hizo los aportes durante años para tener una vejez digna ($16.800). 

Con un gobierno nacional compartido por una persona llena de odio y venganza y un presidente que no resiste ningún archivo; el paradigma de la contradicción permanente.

Un país donde es un pecado tener éxito o hacer méritos para progresar. Siempre nivelando para abajo. Siempre mirando el barro no el azul del cielo.

Estamos viviendo unos momentos,  agregados a la pandemia y –o-no-cuarentena interminable, donde vemos cómo se avanza sobre todas las instituciones de la República. A grandes empresas yéndose del país y creando miles de desocupados. Donde el opositor a mi ideología es mi enemigo a destruir. Mientras, la gran mayoría del pueblo, permanece encerrado, rumiando sus tristezas, atragantándose con el el llanto y extrañando a mares no poder tener contacto con los afectos.

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