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Miguel Andreis

Después de Milei ya nada volverá a ser igual en el país…

Escribe: Miguel Andreis

Sería muy difícil aventurar hoy cuál será el futuro político del presidente Javier Milei. Quienes detentaron el poder por más de 20 años, léase kirchnerismo, no disimulan el apuro de sacarlo del emblemático Sillón de Viñas. Sectores de izquierda se suman a tales proyecciones.  Enemigos no les falta. Defensores tampoco.

Entre los primeros aparece la CGT y otras organizaciones gremiales que llevan de promedio casi un paro por día y una lluvia de amenazas que generan, mínimamente, algo así como intolerancia e incertidumbre que provoca zozobras.  

No obstante, es muy posible que después de su paso por la presidencia, unos meses o hasta el final del mandato, ya nada vuelva a ser igual en el país que viene. Especialmente en lo que hace a la clase política y los vergonzosos y criminales desmanejos económicos que se suceden destapando cada vez con mayor descaro los más grandes robos al pueblo. Por ejemplo, los multimillonarios “Fondos fiduciarios” y el manejo rateril de las empresas del Estado, solo por citar dos amargos ejemplos.  

Una opción entre Drácula y Frankenstein

El autoproclamado libertario que llegó al poder luego de una “opción” urnal de algo así como entre Drácula y Frankenstein, sin dudas marcará un punto de inflexión para el país. Y, la ciudadanía, hastiada de todo hastío se inclinó por quien, con cierto grado de desparpajo salió a hacer campaña con una moto sierra en la mano y decenas de descalificativos para sus rivales.

Promesas que bueno es decirlo, va cumpliendo. Algo impensado por cualquier mente que se preciara de la interpretación del pensamiento colectivo. Un acto de manual de psicopatía.  Eficaz.

Claro, al frente tenía nada menos que a Sergio Massa, el oponente que le daba besos en la boca a todo acto de corrupción que apareciera. Un contendiente más a la deriva, imposible.

Cualquiera de ambos podría ser Frankenstein o Drácula. Sin embargo, el economista que puede saber de números, se supone, de política, como es el arte de consensuar, aporta poco y nada, así es que, en dos meses, para tres, comenzó a desnudar con sus denuncias y números en mano, los motivos del porqué estamos como estamos. No fue el gobierno kirchnerista parte de una historia inocente.

¿Un hábil estratega o un incompetente en política?

Descerrajó innumerables acusaciones a sus pares y anteriores gobernantes que siguieron con fe religiosa a CFK, recibiendo también algún baldón el mismísimo Macri, bajándoles el hombre de largas patillas y camperas de cuero onda Menem, las críticas más ásperas, y viéndose como se esparcía su enojo cuando en los recintos de diputados y senadores le bajaron- rechazaron- las leyes basadas en las denominadas “ómnibus”, o los DNU.

Allí lanzó expresiones descalificantes por demás rígidas a gobernadores y adversarios.

No advirtió o subestimó que estaba frente a un congreso con su minoría notoria, es decir, sin medir apoyos propios y ajenos.  Eso lo puso en escena demostrando que, o bien estamos frente a un lúcido estratega de movimientos hacia el futuro o ante un irreflexivo gobernante, que juega a la ruleta rusa pensando que el arma no tiene balas.

No pocos nos sorprendimos cuando Milei lograba semejante ventaja en la faz final para entronarlo donde se encuentra hoy. 57% al pasar la línea de llegada. Es que los grandes intelectuales, sociólogos, politólogos, consultores y periodistas incluidos, observamos más a los candidatos que a las necesidades de la gente. Por eso no vimos lo que nos refería el lenguaje de las masas.

Quizás, no asumamos que carecemos de autocrítica, herramienta vital en cualquiera de las vertientes nombradas. Milei rompió los esquemas que en principio con sus medidas y que hasta el momento lo vienen pagando y en caro precio, en primera fila los laburantes, jubilados y “piantados” del sistema. La clase media en general.

La “Casta” solo quiere ir a la guerra

A la tan aludida frecuentemente “Casta”, por el momento le destaparon las colchas de un sinfín de robos infernales, pero, falta la otra parte, tan o más importante, conocer qué hará el gobierno desde su responsabilidad y que va a hacer la Justicia con los mismos.

Faltan “rejas”, “rejas”, porque si algo ha fallado en esta democracia raquítica y funcional a los desmanejos del poder, léase robos y putrefacción de la manera más descarada, es, sin dudas la Justicia.

La PRIMERA Y MÁS RESPONSABLE. La que no supo mantener su independencia de poderes. O la que no quiso tal independencia.  Con Justicia no habría inmoralidad porque se preocuparían en ponerle límite a la impunidad.

Y esa materia, la que pide la gente sobre que los delincuentes del poder vayan a las cárceles, se transforma en una necesidad impostergable para que el conjunto de la sociedad menos pudiente y más apretada económicamente, siga aguantando que bajo el pretexto (real pero asimétrico) del “no hay plata”, de denuncias que quitan el sueño por la forma desaforada con lo que se robó al pueblo, sigan aguantando semejante bajón en el nivel de vida, por delitos que cometieron aquellos que hasta hoy permanecen impunes.

Milei, se comparta o no, ha logrado hacer visibilizar las incongruencias de la clase política en sociedades con minorías hegemónicas: empresarios prebendarios; casi sin diferenciaciones, organizaciones sindicales, bancos, petroleras, energéticas y varios etcéteras más son los principales responsables- accionistas del arrasamiento productivo, social y moral de toda la sociedad.

Claro, esto es apenas una parte, seguramente son muchos más lo que deberán aparecer y deschavarse frente a los estrados de la Ley ¿Tocará a todos?

El error de descalificar y denostar a todos

Milei no mide sus posicionamientos y mucho menos pone en valor sus acciones. Denosta a todo aquel que considera confronta con sus pensamientos.

Tal vez no haya comprendido aún que gran parte de los cambios que quiere imponer son necesarios, ineludibles, rigurosos y que nos puede abrir un camino diferente para el futuro del país, pero su formato monárquico del pensamiento y la acción lo pone en riesgos innecesarios. Quizás su sentido de la evaluación no funcione.

En pocas horas más, viernes a las 21 hs, hablará frente a los congresistas, diputados y senadores, gobernadores y para todos los argentinos. No sería de extrañar que baje un discurso de violentas discrepancias con la llamada “casta” que no tenga antecedentes.

Lo real y sin que esta comparación sea determinante, lo que nos sucede como país se podría asimilar a cuando una pareja descubre la infidelidad en uno de los cónyuges. Podrán o no seguir juntos, pero ya nada volverá a ser igual. Probablemente estemos transitando por ese camino.

Con o sin Milei, ya nada en Argentina volverá a ser igual. Después del presidente Juan Domingo Perón nadie más dividió tantas las aguas, ni el mismo kirchnerismo, que no fue poco lo que aportó para fragmentar. En ese casillero estamos.

Fértil tierra la nuestra para que las grietas nunca cierren…  

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