Tanta crisis ambiental y cambio climático en este mundo mitad infierno mitad freezer.
Escribe: Raquel Baratelli.
Desaparición de especies, desertificación; volcanes erupcionando, nevadas intensas, terremotos y vendavales varios, mares desbordantes, pantanos secándose, inundaciones, olas de calor…acá a la madre natura se le cayó el sistema y vaya a saber cuándo se restablezca.
Nunca antes había pasado, tan sabia y equilibrada que era, resistente como nadie a los embates del paso del tiempo, la naturaleza siempre se las arregló para salir adelante. Hacker tras hacker, entre diluvios, lluvias de meteoritos y eras de hielo, el ecosistema se las arregló restableciendo programas predeterminados, auto reseteándose y hasta reinventando alternativas; la evolución de las especies, no es moco de pavo, es una demostración más del poder inconmensurable de la Natura, quien aparentemente no contaba con la “astucia” de los humanos y su capacidad de destrucción.
Desde el “big bang” hasta nuestros días, tanta agua corrió bajo el puente, hasta que se agotó, y aquí estamos viejo, entre aguas contaminadas, lluvias ácidas y pedradas aisladas que nos tienen a mal traer por estas latitudes, donde los últimos coletazos de otro seco verano se hacen sentir y los inicios de un otoño primaveral y húmedo, nos sorprende.
Pasamos de los casi 40 grados a 15 y viceversa, de las ojotas a las botas y de la bufanda al short como si nada, en un ida y vuelta que enferma hasta al cuerpito más resistente. Aceptando los designios del destino y el exterminio de las estaciones, como si el cambio climático ya hubiera estado escrito desde el principio de los tiempos; agachando la cabeza bajo los plásticos y los químicos que seguimos usando sin chistar, vamos por vida lavándonos las manos, resignados a ver lo que vendrá como simples espectadores.
Cómo imaginar una vida sin tuppers, sobrellevar la higiene sin detergentes, los cultivos sin glifosato, el transporte y la industria sin combustibles fósiles…
A estas alturas, chicos, estamos en el horno, o en el freezer según el hemisferio.
El cambio climático es un hecho y nuestra inutilidad para hacernos cargo también. Ya no se trata de reciclar bártulos usando varias veces la misma bolsita de nylon de un solo uso, haciendo macetas con botellas plásticas, metiendo pilas en el hormigón de las calles o separando residuos orgánicos e inorgánicos. No es cuestión de echar culpas a los pobladores del mundo que malgastan el agua o no apagan una luz innecesaria, pero aceptemos, que desde hace décadas , entre todos, venimos destrozando el planeta con nuestro desarrollo vertiginoso, aun sabiendo que la naturaleza es quien sostiene nuestra existencia y por muy sabionda que sea no cuenta con ningún hardware capaz de procesar los efectos de los gases tóxicos que la humanidad se ha dedicado a fabricar y esparcir por la atmósfera, tampoco tiene un software que logre elaborar soluciones rápidas.
Hace tiempo que la Pacha Mama viene anunciándolo, tildándose en modo calor o frio, diluvio o sequía… La caída del sistema operativo que regula el ecosistema y nuestra vida en él, está cerca y si queremos contar el cuento tenemos que tomar medidas urgentes, a no olvidar que del polvo venimos, chicos, no sea cosa que en un abrir y cerrar de ojos quedemos hechos polvo y no haya vuelta atrás ni futuro posible.


