Escribe: Ana Gomez.
La preocupación del Secretario de Salud del municipio nos pone aún más en alerta ante el rebrote de casos durante los últimos días en la ciudad.
La Municipalidad de Villa María había anunciado los primeros días de febrero que las personas que querían vacunarse podían hacerlo mediante la inscripción por la web del municipio.
Por suerte pude hacerlo ya que soy persona mayor de 60 años al igual que lo hizo mi esposo de ese grupo etario y otro familiar de 90 años. También conozco vecinos cercanos que lo hicieron.
Pero pasan los días, pasan, y una comienza a tener dudas sobre la transparencia en la adjudicación de la vacuna.
Y más aún cuando leo la nota al señor Trecco publicada en El Diario a fines de febrero en la que dice que la Secretaría que preside recibe los listados que le envía el Ministerio de Salud de la provincia. Entonces ¿ en que quedamos?, ¿había que anotarse también por el CIDI?. Esto no se aclaró cuando el municipio proclamó aquella disposición a los interesados en recibir la vacuna a principios de febrero.
¿Cuáles son los criterios de selección?
Bajan de nación pero las provincias hacen la adecuación de acuerdo a su situación sanitaria. ¿Y los municipios no pueden hacer lo mismo?, es una pregunta que hago por inquietud y que muchas personas con las que hablo también la tienen.
A todas luces siempre parecen borrosos, desordenados, superpuestos. Primero eran los médicos que trabajan en la atención de los enfermos de Covid 19, los terapistas, los enfermeros, etc., plenamente justificada esa selección porque la batallan desde los inicios de la pandemia. Ahora
ese personal no está vacunado en su totalidad, solo un cuarenta por ciento, según las noticias que he leído y lo que declara Trecco.
Luego los docentes…los docentes mayores de 70 años, los docentes menores de 60 años, – los vacunatorios a lo largo de todo el país muestran a personas muy saludables recibiendo la vacuna- después los mayores de 70 años… y en esta selección me detengo porque un familiar inscripto de 90 años ni noticias como así también mis vecinos. El grupo al que pertenezco de mayores de 60 años no existe en los registros nacionales, provinciales y municipales y son de gran riesgo, lo saben.
Un docente de 45 años se vacuna y una persona de 65 años no tiene acceso. ¿Cómo es la mecánica de esta naranja?, para dejar en paz a” la guerra del cerdo”. Tal vez pensarán que se fueron a vacunar a Chile.
Y una trina cuando escucha o lee que legisladora provincial que es médica, pero trabaja de legisladora, se vacuna. Y como este ejemplo una duda si no habrá decenas de casos como el de la legisladora premiada por ser médica no en ejercicio a nivel local o provincial.
De nación ya hubo mentas y acciones al respecto. Error político que tuvo que pagarse con el pedido de renuncia al Ministro de Salud de la nación. Así debe ser. Porque con disculpas a los ciudadanos no nos alcanzan. Y vaya también para casos de desprolijidades ostensibles como sucedieron en ciudad de Buenos Aires con aglomeraciones en el Luna Park y en Boedo que se asemejaban a recitales de los Rolling Stones – ocurrencia de una persona que esperaba en la fila- más que a vacunatorios o para el Ministro de Salud de Corrientes devenido en transportista con dosis de vacunas en su automóvil.
Ante este panorama con tanta calima, el Secretario de Salud municipal si de verdad está preocupado ponga las barbas en remojo antes que la segunda ola arrase y con honestidad de acción vigile a quién se le aplica la vacuna y repase el listado de inscriptos de Villa María que la Municipalidad pregonó y alentó a completar a ciudadanos que deseaban vacunarse.
Sabemos que la vacuna es un recurso más que escaso y quien administra debe ser muy ecuánime y justo para adjudicarla. ¿Estarán los funcionarios a la altura de esta excepcional circunstancia?
Ana Gómez


