Sin honradez, la libertad es peligrosa.
Escribe: Cristina Pablos.
Tal vez, tendría que decir que Argentina es un país hermoso, que el que enoja es el gobierno. Si bien el país es, realmente hermoso, no solo el gobierno enoja. Enoja una oposición que no está a la altura de las circunstancias, que sigue discutiendo liderazgos. Enoja tener movimientos piqueteros -afines y no al gobierno- que le hacen la vida imposible a los ciudadanos que quieren vivir de su trabajo y no de un plan social. La violencia de los jóvenes a la salida de un boliche, la cancha, etc. Y enojan los mansos… que miran pasar la película sin reaccionar.
Massa gastó 1000 millones de dólares para comprar nuestra propia deuda, con un grupo de vivos que se benefició con ello. Enoja que a la Justicia la estén matando lentamente lo mismo que a otras instituciones de la democracia. Ahora Capitanich le propone al presidente ¡gobernar por decreto! al mejor estilo autoritario. Enoja que vengan dictadores como Díaz – Canel, de Cuba y Maduro a la cumbre de la CELAC en nuestro país. El mismo país que dio asilo político a tantos venezolanos perseguidos por el régimen chavista ahora recibe al presidente que los persiguió ¿? La presencia de estos dictadores es un insulto a la democracia y a los DDHH de los cuales éramos adalides.
Somos un cachivache, el hazmerreír del mundo, con nula política exterior. Enoja que el Banco Central esté sin reservas, no tenga dólares y que el costo de la canasta familiar haya superado a la inflación en una semana.
El enojo trae consigo: depresión, desánimo, violencia, angustia, ansiedad, melancolía. Uno de cada 4 argentinos sufre de depresión, tenemos un gobierno que nos empuja a ella. La mentira, desde el Poder, enferma, entristece. El sentido común ha muerto y se está condenando a la sociedad a un esfuerzo sin resultados. Este gobierno nos está enfermando en todos los sentidos.
Necesitamos un país donde vivir en paz, sin sobresaltos cotidianos para que nuestros jóvenes no nos abandonen.
En el futuro, con un nuevo gobierno (espero sea diferente a este signo político) nada será fácil; habrá que apretar los dientes y aceptar los cambios si queremos salir del pantano.


