“…A ver si me pueden ayudar porque quiero saber dónde está la Argentina. Si la Argentina es esto de morirse de ganas de tener una Patria.” Héctor Giovannoni “Argentina año tras año”
Escribe: Cristina Pablos.
Suele decirse que la identidad nacional es lo que representa a todos los naturales habitantes de un país.
En el caso de Argentina, nuestra identidad nacional está representada, en principio, por los símbolos patrios: himno, bandera, escudo, escarapela. Además de los símbolos hay un panteón de figuras históricas convertidas en nuestros próceres. Este ideal se construye mediante la educación. Se dice que lo que une a todos los argentinos es que todos somos iguales ante la Ley. ¿Es eso tan así, realmente?
Un claro ejemplo que representa la desigualdad es el voto. Una persona que es rehén del Estado a través de sus beneficios económicos no tiene interés por conocer otras ideas que puedan ser superadoras, basadas en otros valores. Necesitamos un país que no romantice una época trágica, como la de los ’70, que no manipule su historia ni nos confunda con sus estereotipos.
La historia argentina fue tejida con hilos de conquistas y fracasos, con la tinta roja de la sangre derramada, con la fe y la palabra, con el resto que nos quedó de los malos negocios, con los acuerdos y desentendimientos de la clase dirigente para con el pueblo, con la esperanza de un futuro para aquéllos que “venían a hacer la América”, con el grito eufórico de un gol mundial que intentó tapar el grito desgarrador de una madre despojada de su hijo, con el anhelo de ser los mejores y la realidad de ser, muchas veces, lo contrario. Somos lo que somos, en definitiva, argentinos.
Los argentinos tenemos derecho a soñar con un país mejor, nos lo merecemos. Un país donde vivir, cada día, no se transforme en una aventura peligrosa y donde las sombras del pasado más sombrío estén a la vuelta de la esquina. Un país donde se premie al mérito y al esfuerzo. Un país en donde nuestros jóvenes quieran quedarse a vivir.


