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Miguel Andreis

Ambigüedades modernas

Escribe: Raquel Baratelli.

No hay dudas de que la vida moderna, cibernética y virtual  trae múltiples ventajas en los quehaceres cotidianos de cualquier mortal, marcando una diferencia sustancial con aquellas viejas épocas de radios a transistores y televisores blanco y negro con tres canales para ver; cuando obtener una línea telefónica fija era un calvario de años de espera; épocas de trámites presenciales y colas eternas en bancos y entidades públicas; en que los chicos jugaban a las bolitas y a los indios, los estudiantes concurrían a las bibliotecas, los arquitectos dibujaban sus planos a mano, se iba al cine a ver dos películas con intervalo para comer maní con chocolate y se esperaba al cartero.  La modernidad quiso que  la televisión explotara en un sinnúmero de canales y colores, que el sonido estereofónico se apoderara  de los hogares  pasando del Winco a los home theatres, de los casetes a las apps de música, las pantallas y que la inteligencia artificial fueran determinantes para la vida. Hoy la comunicación es mucho más fluida, el cine está en casa, la burocracia es menos pesada y los trámites, las compras, la divulgación de conocimientos  son más rápidos, eficaces y “sencillos”… ¡ponele! , siempre y cuando tengas  buen celular y/o compu, buena señal de internet, haya wifi, no se caiga el sistema y fundamentalmente que sepas usar internet y whats App. Las nuevas tecnologías han democratizado la accesibilidad de los ciudadanos al mundo de las comunicaciones, sin embargo,  los pormenores de la conectividad, sea por falta o por exceso no son un tema menor, si no tenés celular o se te llena la memoria del artefacto que uses, si no tenés buena cámara para selfys,  o no tenés un correo electrónico y CIDI…  En fin, si sos de la generación del teléfono fijo, te gusta conversar con la gente en la cola del banco, querés hacer tus trámites frente a una persona de carne y hueso, aunque te digan “abuelo “o te traten como tonto,  y no querés molestar a tus familiares con tus asuntos, estás en el horno.  En esta vida moderna, cibernética  y virtual,  supuestamente sencilla y no hay tiempo para transiciones.

Además, chicos, en esta modernidad cibernética, democrática y tecnológica,  la onda va por la inclusión y la diversidad, no existiría una mínima posibilidad de que los viejos hábitos presenciales de los “viejos” convivan con la virtualidad del momento?

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