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Miguel Andreis

Carta a un hijo pródigo…

Empiezo con una autorreferencia para contextualizar y no va a ser la última. En los cuatro años que fuiste intendente, yo trabajé en distintos lugares, Córdoba, San Luis y hasta en México. Hoy, al igual que a vos, la pandemia me encontró trabajando en en Capital Federal. Y te cuento esta experiencia para alentarte a que no tengas miedo a perder el laburo, nosotros lo independientes vivimos navegando en el mar de la incertidumbre de cambiar de trabajo todo el tiempo, dejamos uno, conseguimos otro y así. Te juro que en un momento te acostumbras.
Si en nación te sale todo bien vas a tener trabajo por lo menos cuatro años, casualmente los mismos que dura tu intendencia. ¿A qué le temes tanto? ¿A perder los dos trabajos? ¿Por eso tus concejales se ponen como niños caprichosos torciendo la carta organica? Ignorando a las personas que la redactaron, de todas maneras esa es otra discusión. Lo que quiero decir es que me parece ridículo que no llames a elecciones solo por el miedo a perder tu segundo trabajo, si hay otra explicación, ojalá alguna vez la sepamos los hijos comunes de VIlla María.
Ahora vuelvo a la autorreferencia y esta vez si es la última, en Buenos Aires espero a mi hija Juana, si todo sale bien nace a fines de agosto. Y realmente me encantaría que mis afectos Villamarienses, gente común, ningún pródigo, pudiera compartir conmigo, mi esposa y mi hija este momento. Pero bajo ningún punto de vista se me ocurrió jamás violar esta cuarentena que respeto desde el primer día a rajatabla. Soy trabajador audiovisual, al igual que mi esposa, somos personal esencial y podríamos movernos sin problemas. Pero una cosa es poder y otra muy distinta es hacer. Veo mis amigos porteños de nuestro rubro que no tienen trabajo y la pasan mal, ni hablar de otros amigos que se dedican al comercio o tienen un bar, para ellos es la ruina. Entonces pienso en la gente común como yo de Villa María y me horroriza que tengan que pasar por lo mismo. La idea de volver ya me parece algo criminal y más aún si visualizo a mis padres, personas que están en el grupo de riesgo y directamente no puedo entender porque se me ocurrió.
Entonces me gustaría entender la razón por la que abusaste de tus privilegios y viajaste. Hay gente común de Villa María que perdió seres queridos y no pudo volver a despedirse ni a apoyar a las personas comunes que tuvieron que atravesar ese tristísimo momento.
A este hijo común de Villa María, creo que al igual que muchos otros hijos comunes de la ciudad, le encantaría recibir una explicación humana, sin tecnicismos, sin interpretaciones caprichosas de la ley, algo que me y nos convenza que el hijo pródigo de Villa María es algo más que un operador político, un triste, cobarde y egoísta monje negro sin ningún tipo de empatía, conciencia social ni respeto por la vida del resto de las personas comunes de Villa María.
CARTA A UN HIJO PRÓDIGO…

Querido hijo pródigo, un hijo común de la ciudad se toma el atrevimiento de escribirte.
Empiezo con una autorreferencia para contextualizar y no va a ser la última. En los cuatro años que fuiste intendente, yo trabajé en distintos lugares, Córdoba, San Luis y hasta en México. Hoy, al igual que a vos, la pandemia me encontró trabajando en en Capital Federal. Y te cuento esta experiencia para alentarte a que no tengas miedo a perder el laburo, nosotros lo independientes vivimos navegando en el mar de la incertidumbre de cambiar de trabajo todo el tiempo, dejamos uno, conseguimos otro y así. Te juro que en un momento te acostumbras.
Si en nación te sale todo bien vas a tener trabajo por lo menos cuatro años, casualmente los mismos que dura tu intendencia. ¿A qué le temes tanto? ¿A perder los dos trabajos? ¿Por eso tus concejales se ponen como niños caprichosos torciendo la carta organica? Ignorando a las personas que la redactaron, de todas maneras esa es otra discusión. Lo que quiero decir es que me parece ridículo que no llames a elecciones solo por el miedo a perder tu segundo trabajo, si hay otra explicación, ojalá alguna vez la sepamos los hijos comunes de VIlla María.
Ahora vuelvo a la autorreferencia y esta vez si es la última, en Buenos Aires espero a mi hija Juana, si todo sale bien nace a fines de agosto. Y realmente me encantaría que mis afectos Villamarienses, gente común, ningún pródigo, pudiera compartir conmigo, mi esposa y mi hija este momento. Pero bajo ningún punto de vista se me ocurrió jamás violar esta cuarentena que respeto desde el primer día a rajatabla. Soy trabajador audiovisual, al igual que mi esposa, somos personal esencial y podríamos movernos sin problemas. Pero una cosa es poder y otra muy distinta es hacer. Veo mis amigos porteños de nuestro rubro que no tienen trabajo y la pasan mal, ni hablar de otros amigos que se dedican al comercio o tienen un bar, para ellos es la ruina. Entonces pienso en la gente común como yo de Villa María y me horroriza que tengan que pasar por lo mismo. La idea de volver ya me parece algo criminal y más aún si visualizo a mis padres, personas que están en el grupo de riesgo y directamente no puedo entender porque se me ocurrió.
Entonces me gustaría entender la razón por la que abusaste de tus privilegios y viajaste. Hay gente común de Villa María que perdió seres queridos y no pudo volver a despedirse ni a apoyar a las personas comunes que tuvieron que atravesar ese tristísimo momento.
A este hijo común de Villa María, creo que al igual que muchos otros hijos comunes de la ciudad, le encantaría recibir una explicación humana, sin tecnicismos, sin interpretaciones caprichosas de la ley, algo que me y nos convenza que el hijo pródigo de Villa María es algo más que un operador político, un triste, cobarde y egoísta monje negro sin ningún tipo de empatía, conciencia social ni respeto por la vida del resto de las personas comunes de Villa María.

JOSÉ MATÍAS FERRERO
UN HIJO COMÚN DE VILLA MARÍA

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